Aquí empieza todo

Libby es una chica obesa (ha llegado a ser la más gorda de América), que después de haber estado años encerrada en su casa, sin asistir al colegio y haber bajado unos cuantos kilos decide volver a la enseñanza fuera de su hogar. Todos la recuerdan del incidente que ha vivido hace un par de años, la han tenido que sacar los bomberos derrumbando las paredes de su casa.
Jack es un chico que padece de prosopagnosia (es un tipo de agnosia visual que consiste en la imposibilidad de reconocer los rostros de las personas conocidas, aunque se trate de familiares y amigos) pero nadie lo sabe. Él es uno de los chicos populares, tiene amigos y una bellísima novia, aunque no esta del todo orgulloso de quienes los rodean, ya que son algo cretinos.

 Jack y Libby comienzan su relación con el pie izquierdo, lo que los lleva a ambos a un castigo en el cual tendrán que compartir varias horas en el colegio. Con el tiempo comienzan a conocerse, y luego de un incidente su relación cambia rotundamente. 

 El libro está narrado por ambos en primera persona, alternados por capítulo, con un ritmo de lectura ágil y fácil de leer que nos engancha desde un principio. Si bien lo note en algunos aspectos algo típico, creo que le dio un toque de original que se toquen temas que no siempre se encuentran en libros como la obesidad y la ceguera facial. Además nos muestra el acoso escolar que sufre Libby y como ella es capaz de ser fuerte y lograr salir adelante a pesar de que sus compañeros le hacen la vida imposible, dejándole cartas en su casillero y susurrando a su lado.

 También podemos ver como ambos personajes tienen que pasar por sus propias luchas familiares, algo que me ha gustado porque nos deja en vista que ninguna familia es perfecta. 


 Me gustó mucho este libro, sobre todo por los temas que toca y el mensaje que nos deja. El personaje de Libby me encantó, nos enseña a aceptarnos tal y como somos, y a perseguir nuestros sueños a pesar de todo.