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En este libro conoceremos a Álvaro de la Torre y a su compañera, Elsa Bermejo, una pareja de inspectores que tendrán que se toparán con un caso de lo más perturbador: hallan el cadáver de una mujer vestida con ropa de muñeca y con una extraña cicatriz en forma de M. Un caso que se tornará personal para Álvaro, y con que se remontará a los años 80, con la desaparición de una niña en Sevilla. ¿Tienen alguna conexión los dos casos? ¿Conseguirán Álvaro y Elsa averiguar quien es el asesino? Porque no existe mayor acto de bondad que sacrificar algo a favor de otra persona. Con una pluma ágil, fluida y sencilla, Marcos nos trae un thriller altamente adictivo, en el que cazador y presa vuelven a cruzar sus caminos. Un enrevesado juego que ahora sale a la luz, en una lucha contrarreloj por averiguar que pasó con esa chica y, sobre todo, quien es y que tiene que ver con el caso de Sevilla. Álvaro es un personaje con una lucha interna, con una carga familiar a sus espaldas con que deberá lidiar; por su parte, Elsa tiene una relación tóxica que hace que su vida personal y social sea un completo desastre. Una trama en la que todo irá encajando de manera brutal y, en la que veremos como el pasado y el presente se unen. El final, todo y que es bastante previsible, me ha tenido con ganas de saber más. Una de las cosas que valoro en este tipo de libros es que haya escenas y descripciones tediosas e innecesarias y, en este sentido, Marcos lo ha hecho de maravilla. Os dejo una de las frases que más me han gustado: “Piensa como un adulto, vive como un joven, aconseja como un anciano y nunca dejes de ser un niño”. |
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