El juego del mal

Tras autopublicar varias novelas Marcos Nieto Pallarés se estrena ahora en editorial tradicional, y lo hace con “El juego del mal”, un procedimental policiaco que aúna elementos de thriller y novela negra, y que engancha desde sus primeras páginas.

Sevilla, 1982: durante la celebración del mundial de fútbol , dos hermanos desaparecen en el barrio de Triana cuando salen a tirar la basura. Días después uno de ellos aparece con una extraña marca en forma de “M” detrás de la oreja.

Madrid, 2018: el cadáver de una mujer vestido de muñeca aparece en la urbanización de la Moraleja. El cuerpo presenta un disparo en la cabeza y una cicatriz en forma de “M” detrás de la oreja, lo que conecta ambos crímenes. El Inspector Álvaro de la Torre deberá enfrentarse a sus fantasmas para intentar dar caza a aquel que le convirtió en presa 36 años atrás.

“El juego del mal” es un policiaco al uso con la investigación como eje central de la novela, pero al que la implicación personal del policía encargado de ella añade una capa interesante ya que, a la búsqueda de justicia se une el deseo de venganza personal.

Uno de los aspectos que me ha resultado más destacable es cómo muestra la repercusión que un secuestro y la pérdida de un hijo tienen en la familia, y cómo, aún más de treinta años después siguen arrastrando las consecuencias. La culpa, autoimpuesta o atribuida por otros, ya sea justificada o no, puede llegar a ser la peor de las losas y marcar todo tu desarrollo posterior.

Los dos policías protagonistas, Álvaro de la Torre y Elsa Bermejo, conforman un dúo interesante. Me ha gustado el equilibrio entre ambos, no teniendo ninguno de los dos un rol definido dentro de la pareja. Tan pronto uno de ellos es la voz de la razón y actúa fríamente, impidiendo que el otro cometa una locura, como que se cambian las tornas y es este último el que tiene que frenar al primero cuando se deja llevar por su impulsividad. Su relación va más allá de lo profesional y, en sus peores momentos, no dudan en estar ahí al 100% el uno para el otro. Se agradece también que entre ellos no haya ningún tipo de interés amoroso y que, en ocasiones, lo único que consigue es lastrar la historia.

Narrada a dos tiempos, los flashbacks al pasado están bien integrados y permiten al lector conocer el origen de todo. Aunque la trama engancha, me faltó algún giro que sorprendiese, ya que la investigación está demasiado encarrilada desde el principio. Puede que el quién no resulte sorprendente, pero si lo es el porqué, creando algunas imágenes de lo más truculentas.

Con un estilo sencillo, directo y muy visual, “El juego del mal” es una lectura tremendamente ágil en la que pasas páginas casi sin darte cuenta, puesto que casi todos los capítulos te dejan con ganas de más.

“El juego del mal” es una entretenida novela que tiene como reflexión principal la importancia de aquello que ocurre en la infancia, marcando de por vida tanto a víctima como verdugo, y definiendo quiénes seremos de adultos.