Nietas De La Memoria

En esa España pobre y oscura, en la que las mujeres éramos seres al servicio de los padres, luego de los maridos, y luego de los hijos; en una sociedad rígida y constreñida, donde las mujeres teníamos muy poco que opinar sobre nuestras propias vidas.

No había otra misión para la mujer en aquella España de dictadura y miseria que ser una esposa fiel y proveer al Estado de patriotas. Como alternativa, eso sí, siempre quedaba el convento. Porque era necesario vivir tutelada, primero por el padre y después por el esposo.

Su destino social: soportar a un hombre que no compensaba todo lo que ella invertía en la relación.

Toda la historia que recuerdo de las mujeres de mi familia está llena de agujeros negros que ya no se pueden llenar. Así que lo único que puedo hacer es juntar retazos de silencios y llenar los vacíos para ir construyendo un puzle de la memoria del vacío.

En el colegio invento a una parte de mi familia. De hecho, invento a la familia. Con trazos de verdades y de silencios. Construyó la historia que el país me niega.

Saber que la historia no es como te la cuentan duele. Saber que están borrando tu memoria histórica y que cuando buceas en el pasado solo puedes percibir sombras de mujeres que estaban ahí haciendo como que no hacían, es quedarte como en medio de un erial y tener que rebuscar para encontrar a las mujeres de tu familia. Y eso, las mentiras y los silencios son también memoria. Memoria de una dictadura que murió en la cama mientras en el país de al lado sonaba la Revoluçao dos Cravos. Memoria de quienes tuvimos que luchar cada día cuando fuimos jóvenes para encontrar a las mujeres que formaban nuestra historia.

Con trazos de verdades y de silencios. Construyo la historia que el país me niega.