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Corazones perdidos es una distopía bastante creíble situada en unos Estados Unidos de un futuro cercano, donde una Crisis mayúscula es achacada íntegramente a la intervención de China en la geopolítica y macroeconomía y esto desata una serie de medidas represoras contra todo lo chino, en un principio, en un segundo momento contra todo lo divergente, que justifican la violencia desatada contra los asiáticos y rebeldes, el colapso de la libertad de expresión e incluso el secuestro oficial de niños. La narrativa tiene momentos brillantes; es de fácil lectura y apunta a problemas actuales de nuestra civilización que, recemos, se queden en problemas y no pasen al siguiente estadío. Hay momentos en los que no se puede dejar de leer. No obstante, también hay momentos en que todo se enlentece, momentos narrativos que se desarrollan muy poco en contraposición a otros excesivamente desarrollados(los cuentos y las reflexiones de Margaret, por ejemplo), y un desenlace que me ha gustado a medias. Sí, en cuanto a que desborda amor por las historias y lo literario, que es otro leit motiv de esta obra; no en la parte de final abierto y ambiguo, esto me empieza a cansar. |
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