Escala en Escocia

El comienzo de un nuevo año
Enzo, Candela y Roma no han podido resistirse, más bien los dos primeros, ya que Roma se pregunta todavía que hace ahí, a aceptar la invitación de Alec para pasar el año nuevo en Escocia. Y es que la celebración de cambio de año allí tiene un sentido muy especial y el Hogmanay de este año deparará muchos cambios para Roma y Alec. Para ella, un viaje que cambiará para siempre la relación con todos sus seres queridos, para él, un viaje donde tendrá que demostrar su valentía y recuperar su capacidad para soñar.
El reencuentro, no solo entre Roma y Alec sino también de este con sus amigos, ha sido muy emocionante. Olivia nos presentará a un Alec que no es feliz desde que ha vuelto de España, es cierto que vive con su familia y su madre, su hermana y su sobrina son sus debilidades, pero la relación con su padre cada vez es más tensa. Por su parte, Roma está un poco perdida en ese momento de su vida, ya que se avecinan cambios que no simbolizan más que la rectificación de errores del pasado, y todos sabemos que cuando arreglamos un error lo que sucede es que no podemos dejar de pensar en él.
Así nos encontramos que este volverse a ver tiene la cantidad justa de drama inicial, muy comprensible por parte del lector, y nos introduce en el tono del libro. Frente a otras novelas, la autora ha decidido apostar fuerte y que no todo sea color de rosa (con el drama puesto solo al final), sino que desde el principio vemos que esto va a ser difícil y, lo mejor, que es por culpa de ambos.
Viajes inesperados
La historia continúa y vemos a Alec y Roma en su máxima potencia. Me ha gustado, aunque es verdad que las idas y venidas de Roma me han desesperado un poco, pero no en el mal sentido. A través de la trama, Olivia ha sabido enseñarnos la zozobra que se estaba llevando a cabo en el personaje de Roma.
Como hemos dicho más arriba, ella tiene un pasado que la persigue porque no es capaz de dejarlo ir, este será el que provoque su no saber estar o permanecer para nadie. Sin embargo, ahí tiene a Alec, que a lo largo de la historia ha sabido estar a la altura en todo momento. Y cuidado esto no implica que él no tenga sus malos momentos o malas reacciones (de hecho hay un momento en el que me enfadé con el personaje porque se pasa mil pueblos), pero todas ellas son normales. ¡A saber qué haríamos nosotros en esa situación!
En este sentido, la autora maneja muy bien el concepto de viaje, ya que es en ellos donde la evolución se hace más patente y donde son capaces de exteriorizar lo que piensan. Un poco como pasa en la realidad, en lo cotidiano nos afincamos un poco y no cambiamos tanto.
El lazo del drama
Cuando le dije a la autora que me iba a poner con su novela me dijo que había mucho drama, y desde luego que lo hay. No obstante, es un drama que está muy muy bien implementado, no notas que esté pegado o cogido por los pelos. Las partes más duras de la historias están integradas de manera orgánica y sufres con los personajes, sin duda, porque son sucesos que o nos han tocado o comprendemos que nos pueden llegar a lo largo de nuestra vida. No hace faltar inventarse el gran dramón cuando, desgraciadamente, lo podemos ver en el día a día.
En este aspecto, hacia la parte final del libro la cosa se pone muy muy interesante, ya que todos los hilos que se han lanzado a lo largo de la novela, desde el principio (la celebración del Hogmanay), se enlazan al final. Sin embargo, es verdad que el final me ha sabido a poco. No había epílogo y, jo, me hubiera gustado saber más. Por otro lado, aunque es verdad que se unen todos los hilos, pero me da la sensación de que hay puntos clave que se resuelven a espaldas del lector y creo que no termina de cuajar muy bien. No obstante, con el corazoncito desbocado por la historia sí, pero un par de páginas más hubieran estado fetén.
Vámonos de viaje
Es muy fácil hablar de los libros de Olivia porque la verdad es que tiene una prosa fantástica. Con un estilo ágil y fluido, nos trasportará a las diferentes partes del mundo, en este caso Escocia, para reencontrarnos con los sentimientos de los personajes. Ese verdadero yo que parece que en nuestra vida cotidiana está escondido, aparece en los viajes gracias. Por otro lado, Alec y Roma serán personajes con dramas auténticos, que nos pueden pasar en cualquier momento, y eso que nos congraciemos fácilmente con ellos.
Os recomiendo mucho esta segunda entrega, que repito es independiente de la anterior, ya que no solo encontréis una historia bonita, sino una historia que os llevará a poner el drama en su sitio. Bueno… y a querer visitar Escocia, claro. Espero que os animéis.


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