Mi lista de deseos

Que se muera tu madre y descubras que el testamento exige, para cobrar la millonaria herencia, que cumplas una serie de objetivos que un día tonto a los 14 años se te ocurrió poner por escrito es, por decirlo finamente, una faena; y se me ocurre que si eso pasara en la vida real, la perjudicada, y eso como mínimo, impugnaría el testamento. Pero esto es ficción y aquí cabe todo y a la protagonista ni se le pasa por la cabeza esa legítima opción, a lo sumo se queja de vez en cuando de esa decisión materna que parece venida desde el más allá, pero lo hace de un modo casi infantil, a modo de rabieta más bien.

Este es el utópico punto de partida de esta novela llena, por otra parte, de buenas intenciones y con la evidente finalidad de dejar al lector con un buen sabor de boca al terminarla. Pero lo cierto es que además de "utópico" se me ocurren otros adjetivos. Uno podría ser "tirano", si tenemos en cuenta que no es voluntario, sino impuesto por una madre ya fallecida a una hija ya adulta a la que impide hacer libremente lo que sea que quiera hacer con su vida; pero bien es cierto también que otro podría ser "bonito" o incluso "nostálgico", porque nos hace pensar que no por llegar a la edad adulta hay que renunciar a lo que anhelábamos de jóvenes.

Desde las primeras páginas se intuye que Brett conseguirá su objetivo, radicando el principal interés en conocer los obstáculos a los que se tendrá que enfrentar en el camino. Ocurre que esos obstáculos rozan en muchas ocasiones temas de gran trascendencia (maternidad, aborto, síndrome de Down, homosexualidad, adolescentes problemáticos…), en un estilo que recuerda a algunos telefilmes de sobremesa, y que por sí solos darían para una novela entera; pero tienen que tener cabida en apenas 350 páginas y eso conlleva poca profundidad en su tratamiento, lo que puede ser tan indiferente para algunos lectores como imperdonable para otros; todo depende de lo que cada uno busque encontrar en un libro.

Para hacer que la trama avance y la protagonista logre cumplir la famosa lista en tan solo un año, la novela está llena de casualidades, algunas tan forzadas como predecibles, y por tanto poco verosímiles, siendo quizá la más lograda de todas la relativa a quién será finalmente -de entre los varios candidatos posibles- el verdadero amor de la protagonista, que sí consigue sorprender al lector y de manera bastante satisfactoria.

Sin pretensiones estilísticas, su lectura fácil y amena así como el ligero e ilusorio tratamiento de los temas que aborda, la convierten en una novela idónea para leer en los meses de verano; en una novela de entretenimiento que gustará a quienes busquen historias de finales felices y unas cuantas horas de evasión. Ya lo dice la editorial: "Hay un libro para cada lector"; y a mí, por lo pronto, ya se me ocurren varias personas a las que les podría gustar.
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