Bailey's Café

Después de la segunda guerra mundial, Bailey regenta un bar que no sirve buen café ni buena comida, pero las personas no dejan de entrar, aunque solo están de paso. Un lugar en el que pueden contar su historia, deshacerse de la carga que supone lo vivido.
Un lugar fuera del espacio y del tiempo, un lugar de tránsito, donde no se juzga a nadie, no se culpa ni se perdona.

Un bar que sirve de refugio, que alivia las almas perdidas, las que tocaron fondo, las que simplemente necesitan ser escuchadas. Vidas rotas, acabadas, solitarias, que lo han perdido todo, sus sueños han terminado. Pero un lugar donde todavía se asoma un poco de esperanza.

A su lado, la pensión de Eve, donde residen las clientas del Bailey's. Un lugar donde sanar. Un lugar donde se reciben visitas, con una sola condición, hay que traer flores.

Una novela hecha de relatos, de historias diferentes que se van contando en cada capítulo. Un libro hecho de pedacitos que van encajando hasta formar un conjunto precioso. Historias de mujeres y también de algún hombre, que comparten un pasado lleno de sufrimiento y marginalidad. Historias muy reales que se esconden detrás de un realismo mágico muy sutil al principio, precioso al final.

Un libro del que poco más puedo contar, porque es un libro para ir descubriendo al ir avanzando en la lectura, hasta llegar a un final en el que todo debería encajar. Pero no es fácil, hay mucho simbolismo escondido entre sus páginas que no es sencillo de ver. Gracias a haberlo leído en LC he podido entenderlo mejor y disfrutar de las diferentes interpretaciones a las que se puede llegar. Una novela que demanda volver a ser leída para acercarnos a ella desde otra mirada y que más adelante no dudaré en hacerlo. Totalmente recomendable.