Bailey's Café

Uno va haciéndose mayor (lo de sentirse mayor es otro tema) y recuerdo Cheers, aquella serie que se emitió con mucho éxito en los años ochenta. Incluso podría lanzarme a cantar la canción de la intro con la mítica frase "Where everybody knows your name". El caso es que unos cuantos años después tuve la ocasión de ir a Boston y entré en Cheers a tomar algo. Como es lógico, nadie supo mi nombre y salí de allí del mismo modo que había entrado. Nada había cambiado en mí.

En febrero leímos en el club de lectura de la librería ambulante "Bailey's Café". Si Cheers fue una sitcom donde el humor era el gran protagonista, Bailey's Café podríamos decir que es un "sitdram", ya que las historias de las personas que visitan el local son muy duras. ¿Por qué estoy contento de haber entrado en Bailey's Café? Porque hay denuncia, porque hay trasfondo, porque Bailey es un gran narrador, porque Gloria Naylor en la capa superior es una grandísima narradora, porque la historia tiene un toque casi mágico, porque allí sí hubieran sabido mi nombre y porque salí de la novela cambiado, removido por dentro.