Nos encontramos ante una novela de lectura ágil, cuyas páginas avanzan sin darnos apenas cuenta, compuesta por capítulos cortos narrados por Axel en su mayoría, aunque hay momentos en los que cede la pluma a Miranda. A pesar de las tragedias y los malos tragos que les suceden continuamente los personajes, el tono siempre es calmado, como si los narradores estuviesen muy distanciados de los hechos que cuentan. Parece que cuentan la historia de otras personas en vez de ser los protagonistas de la misma. Aunque hay momentos en que narran sentimientos y emociones muy fuertes, no he sido capaz de sentirlos con ellos. No he podido entender a los personajes, ni muchas de sus decisiones, ni su forma de afrontar las cosas. Y no me ha gustado nada la doble moral de Axel, reclamando sinceridad mientras él oculta todo lo que quiere, y enfadándose por cosas que él mismo está haciendo. Tiene momentos con pensamientos y frases muy profundos, que nos hacen reflexionar acerca de la vida. |