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Este libro llegó a mis manos gracias a un club de lectura presencial en mi ciudad en una librería que acababa de abrir. Y ahí fui yo de cabeza. Tengo que confesar que no sabía cual era el libro que iba a tocar para este mes pero aún así me apunté. Cuando vi la portada no me llamó demasiado pero como ya había leído anteriormente a la autora y me había gustado bastante, cogí la historia a ciegas sin dudarlo. En esta novela se nos presenta el conflicto de Palestina desde el punto de vista de dos personajes que, como podéis suponer, pertenecen a uno y otro bando. Me pareció un libro muy ameno a pesar de la temática que trata que a veces se hace duro escuchar ciertas afirmaciones, actos e ideologías. Sin embargo la autora, dentro de la crudeza que refleja en sus páginas, lo hace de una manera que resulta superficial y esa fue la sensación que tuve durante toda la novela, de superficialidad. Se podría haber buceado mucho más en los personajes, en el porqué de lo que hacen de manera que pudiéramos llegar a empatizar más con ellos. Igual que con la otra novela que leí de esta autora, una de las cosas que más disfruté fue que aprendí mucho y de las que menos fue que en ocasiones ciertas frases se me hacían muy repetitivas y ensombrecen un poco todo lo que la autora nos puede ofrecer. El giro final de la trama, aunque estaba avisada previamente, me pilló de sorpresa totalmente y le añadió mucho interés. De ninguna parte es una novela relativamente corta pero muy interesante que nos presenta un tema que está presente en nuestro día a día y que nos permite acercarnos un poco más a una realidad que nos resulta algo ajena, a través de los personajes podemos llegar a comprender, aunque sea de manera lejana sus motivos y razonamientos sin llegar nunca a la justificación. |
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