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Premio Barco de Vapor 1980… que no es otro que este clásico infantil. La acción se desarrolla principalmente en un convento de Salamanca. Allí conviven un grupo de veinte frailes, donde cada uno se dedica a una actividad diferente manteniendo así la armonía en el monasterio. Un día, aparece Perico, quien no sabe leer ni escribir, pero igualmente quiere ser fraile. Se gana la simpatía de San Francisco, a quien los religiosos rezan a diario mientras este los observa desde su altar; finalmente todos le aceptan, pero sin embargo, no es tan fácil como creían asignarle una tarea a Fray Perico. Tras un pequeño castigo por su torpeza, mandan al nuevo fraile al pueblo a pedir limosna y vender estampitas. Cuando vuelve al convento, se cruza con unos gitanos que le venden un burro supuestamente sano, llamado Calcetín… Nada más lejos. Con ello, comienzan las aventuras –de todo tipo- de Fray Perico y su borrico Calcetín, a cual más rocambolesca, que harán reír a más de uno. Personalmente, es un libro al que tengo mucho cariño, ya que la primera vez que lo leí era muy pequeña, lo mandaron en el colegio y he vuelto a releerlo alguna vez, disfrutando igual que antes, como una enana, y esbozando más de una sonrisa. Muy recomendable, principalmente para los peques. |
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