El dulce beso de las mariposas

La felicidad de un error
Nathaniel Egoth debería estar acostumbrado a huir de sus amantes, pero esta vez es diferente, esta vez su vida corre peligro. Así es como este libertino termina acogido por la viuda de un antiguo amigo y se reencuentra con la hija de este, Celia, a la que conoció cuando ella era una niña. Esta estancia en una casa de campo, alejado del frenetismo y las tentaciones de Londres provocará en ambos un cambio del que no saben si podrán recuperarse.
Un hombre con una dudosa vida amorosa, una antigua amistad con ciertas complicaciones y una muchacha que ha vivido en sus historias. Con estos tres puntos comienza esta novela romántica de época, que no solo nos relatará ese amor idealizado de uno y el no compromiso del otro, sino que también tratará sobre la capacidad de decisión de la mujer en la época, sobre la lealtad y, aunque en menor medida, sobre la educación.
La historia coge como protagonista a Nathaniel y su necesidad de salir de Londres por los problemas con sus conquistas. Así termina en una casa de campo donde se reencontrará con Celia, la hija de un antiguo amigo, y con ella descubrirá otra manera de vivir y de sentirse. Celia será atacada por su familia por su manera de educar a su hijo y Nathaniel sentirá ante tal situación una necesidad de protegerla que le llevará a evaluar su vida anterior.
No lento, no rápido
Sin embargo, no todo estará hecho en esta historia de amor desde el principio. La resistencia de ambos protagonistas a nada romántico, por causas diferentes en cada parte, hace que nos encontremos con una bonita historia de amistad y conocimiento mutuo.
No obstante, esto no ralentizará el ritmo de la trama, ya que habrá escenas clave que nos dinamizarán la narración y que servirán, también, para que conozcamos más a nuestros personajes, no solo a nivel de interacción social, sino también de personalidad. Esta es una de las partes que más me ha gustado de la novela, esos grandes momentos están narrados de manera sencilla, sin pausa e incidiendo en lo clave no solo del suceso, sino también de sus consecuencias.
Así, el lector se acerca a todos los personajes no solo desde una perspectiva de hechos, sino de razones y, frente a otras novelas, en las que aparecen reflexionadas y casi regurgitadas, en esta se harán patentes mediante los diálogos. En este sentido, también son muy interesantes los secundarios, ya que servirán en muchos casos de espejo a nuestros protagonistas.
Un toque y buena preparación
De todos modos, no creáis que la historia va a ser la de una relación comedida. La tensión sexual se palpará entre los personajes y las parte románticas se irán desarrollando no solo de palabra sino con gestos también. La verdad es que no podía ser de otra manera, para quienes hemos leído El abanico japonés, aunque no es necesaria su lectura para poder disfrutar de esta novela, sabíamos que Nathaniel era un seductor que tenía mucho que decir. Así, la obra ha sido interesante por la novela así y, también, por descubrir un poco más de ese personaje tan mujeriego.
Pero, como decíamos más arriba, la novela no solo se centra en la relación. También desarrollará otros temas como el de la lealtad o la capacidad de decisión de la mujer. En ambos casos, estas problemáticas provocarán que los personajes tengan que posicionarse y tomar decisiones, cosa que los enriquece a ellos y a la trama.
Además, como ya he dicho, el estilo de la autora es sencillo, con buen ritmo y con toda puntada bien bordada. Creo que es una novela ligera que nos ayuda a desconectar y disfrutar un poco de la lectura, así que no me queda más que recomendárosla. Espero que os guste.


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