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Descubrí a Fernando J. Múñiz en su primera novela, La cocinera de Castamar, y ya me conquistó. En esta nueva historia nos volvemos a sumergir en una historia de secretos familiares. André ha vuelto a la casa de su infancia después de acabar sus estudios de leyes. Ahí le esperan sus padres, sus tres hermanos, su tía y su abuelo, el patriarca. Es una historia coral narrada desde el punto de vista de los distintos personajes, pero con dos grandes protagonistas: André e Iría, sobrino y tía. Hay poca diferencia de edad entre ellos y, además, tienen una relación muy especial. Durante la primera parte de la novela el autor nos presenta a los personajes; no solo a la familia, sino también a los habitantes del pazo de Galicia donde está ubicada a la historia. de esta manera no solo conoceremos a los Castronavea, también conoceremos a los vecinos de esta antigua familia. Es una historia que, pese a no tener muchas páginas, se va cociendo a fuego lento; vas leyendo y parece que no pasa nada; pero, en realidad, pasan muchas cosas. Desde luego que no le falta de nada: tenemos conspiraciones, envidias, secretos familiares, amores prohibidos… Me ha recordado un poco a las telenovelas españolas de sobremesa, de las que no soy muy asidua. Aun así, es una historia que me ha enganchado y que he disfrutado. Para mi gusto, el final es bastante precipitado, con algunos giros que se veían venir. Lo mejor, la pluma del autor. Sabe como situarte en la historia, como adentrarte en esas tierras que ven los protagonistas como si tú misma estuvieras ahí. Aunque no es mi favorita del escritor, sí es una historia que recomiendo muchísimo, perfecta para desconectar de la monotonía y adentrarte en un relato maravilloso. |
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