 |
Después de la montaña rusa que fue el primer libro, Aurora, y su final, tenía mucho miedo de empezar esta segunda parte. Pero me alegra haberlo hecho porque es el mejor final que esta historia podía tener. Si Aurora me destrozó el corazón, Pedro lo ha recogido, ha unido los pedazos y le ha dado un abrazo hasta que prácticamente ha vuelto a ser el mismo. Si has leído Aurora, no puedes no leer Pedro. Lo reconfortante que es ver cómo avanzan los personajes, cómo siguen adelante a pesar de todo lo que cargan sobre sus hombros. Me ha encantado desde la primera página. La trama, la narración, el pedazo de personaje que es Pedro me sigue abrumando. Me lo he leído en un suspiro. Es ágil, ameno, la narración es fantástica, no se enrolla en detalles insignificantes. Si destaco algo negativo, es la aparición de cierto personaje que en el primer libro nos dio una escena de las más crueles. No digo que no merezca una segunda oportunidad, pero no consiguió convencerme con sus razones. No pude justificar lo que hizo durante tanto tiempo porque ya tiene una edad y no es un niño que hace de marioneta. También el final: sentí que las páginas iban muy deprisa. Uno de los personajes toma una decisión bastante brusca de un momento a otro y no sentí ese verdadero cambio. Sé que son nimiedades, por eso me quedo con el resto de sensaciones que han sido maravillosas. Para mí este libro ha merecido muchísimo la pena después del desastre emocional que me produjo Aurora. |
>
