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A mitad de camino entre libro de autoayuda y diario autobiográfico, Cada día es un buen día, relata el aprendizaje de la ceremonia del te de la autora y protagonista, Noriko Morishita. Disciplina, confianza, madurez, instinto, templanza, son algunas de las características que debe tener una chajin, una persona del te, si quiere llegar a tener cierta soltura, que no maestría, en este ceremonioso y ancestral arte japonés. Hay cosas interesantes como descubrir la existencia de "varias" ceremonias y no una sola, los utensilios, el ambiente, la profunda sincronicidad con la naturaleza, con las estaciones (de hecho se puede diferenciar un te de invierno de uno de verano, por ejemplo), la importancia del sonido, o de la ausencia de el. También hay momentos de puro lirismo cuando se describe la lluvia que cae en el exterior de la sala, o la presencia de cierto tipo de flor en el tokonoma. Sin embargo, hay algo, o mejor dicho carece de algo para que sea una lectura redonda. Echo en falta, además, un glosario de términos japoneses y, aunque algunos son fácilmente identificables por la autora, son tan repetitivos que desconcierta un poco su lectura. Agradable lectura que incita a saber más sobre el chanoyu (ceremonia propiamente dicha) y sobre el chado (camino del te, aprendizaje) ambos resultan una práctica que ayuda al autoconocimiento, o tan solo, que no es poco, a la serenidad, utilizando por ejemplo el título del libro que no significa otra cosa más que vivir el momento presente "Cada día es un buen día. Nichinichi kore kojitsu" Enlace: https://literaturajaponesafa.. |
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