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En esta novela, el lector podrá ver como se las gasta la gente de la justicia tanto abogados, jueces, etcétera. Cabe destacar que en esta novela la autora se sirve de su trayectoria profesional para darnos un enfoque distinto a la justicia. Entrando en materia, quien opte por leer "Los animales de ciudad no lloran" podrá conocer a Olivia Marimón, una abogada que debe defender hasta las últimas consecuencias a su clienta Nadia Linde, víctima de violencia de género. Por el otro lado, también podrá conocer a Víctor Bedia, el abogado defensor del principal acusado Enrique Rosado. Pero ahí no se queda la cosa. Tanto Olivia como Víctor se conocen de hace tiempo y cuando se reencuentran se topan con este pastel, pastel que muy pronto se verá afectado por cosas un tanto extrañas que lleva a Olivia a plantearse si está haciendo lo correcto ya no solo en su terreno profesional como abogada, sino en su terreno personal. En definitiva, "Los animales de ciudad no lloran" es una novela en la que nada parece ser lo que es. La novela está formada por un total de 58 capítulos breves, creo que el más largo no supera las cinco páginas, en los que el ritmo en la narración se mantiene, e incluso hay momentos en los que aumenta, por lo que el lector no podrá dejar de leer la novela. Sabe como entra pero no sabe como "escapar" de la red de extorsión, de corrupción, de ambición y poder que se esconde detrás del caso que debe defender tanto Olivia como su "oponente" en el juicio como es el otro abogado, Víctor Bedia. Otro aspecto que quisiera resaltar es el conglomerado de personajes que aparecen en la novela. Tenemos a personas que si que creen en la verdadera justicia y personas que se piensan que la justicia es algo que no está al alcance de todo el mundo, así como personas que se creen que están por encima de la ley. En definitiva, el conglomerado de personajes de "Los animales de ciudad no lloran" forma un fiel reflejo de nuestra sociedad actual. |
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