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Este libro es una declaración de intenciones. Una rebelión. Una Teresa clara, sin pelos en la lengua y más feminista que nunca. Las cosas claras, cómo son, que para eso Dios le dio lengua pero fue ella misma la que labró su propia voz. Cristina escribe a su propia Santa. Nos la brinda y se convierte un poco nuestra también. Muy equivocada estás si piensas que solo es un libro de una mujer que fue de oficio y devoción monja. Aquí hay una Teresa que no calla, que manifiesta, acusa, pone nombre a las cosas y a los actos de su infancia y juventud. Habla de su madre que fue con quién aprendió a leer y escribir, habla de su gran amor que nunca llegó a buen puerto, además de sus desencuentros con la inquisición y la tarea que la han encomendado: escribir. Escribir lo que ellos, hombres de la Iglesia siempre, quieren que escriba y que si sus palabras son fructíferas ya se colgarán ellos los laureles de victoria (sobre esto he colgado en el post algunos fragmentos). Antes de acabar me gustaría recalcar el capítulo que empieza en la página 113. Casi me quedo sin respiración… increíble. Pero recomendar recomiendo el libro entero sin duda alguna. Puro estilo Cristina Morales a través de Santa Teresa del siglo XVI. |
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