Watchmen

Hoy vengo con esta novela gráfica que tuve la suerte de volver a disfrutar el mes pasado y que como la primera vez me ha dejado maravillada. Reconozco que soy totalmente ignorante en el género cómic, y que tengo muy poco bagaje lector en él, así que no me siento capaz de hacer una reseña aceptable de tamaña obra magna, una obra considerada por algunos como el mejor cómic de la historia. Si de verdad queréis sacer algo en claro, os aconsejo que os paséis por el perfil de @librosderaquel y os empapéis de su sabiduría, y es que fue gracias a ella y a su lectura conjunta, como hallé ocasión de releer esta joyita y exprimirle todo su jugo.
¿Qué me queda a mí entonces por hacer en esta reseña no-reseña? Pues emplazaros a leer este título sin falta, sin duda, vamos, que ya os quiero ver corriendo. Que no os asuste ni os eche atrás la temática, el género o el argumento. Watchmen es una novela de superhéroes, pero que va más allá, es el auge del antihéroe, más humano y con sus luces y sus sombras, y una historia con una complejidad argumental y un trasfondo enorme, donde cada detalle cuenta y está cargado de simbolismo y significación. Una novela con una gran contextualización histórica, creado por Alan Moore y dibujado por Dave Gibbons en los años 80, refleja los temas más candentes de la época, la guerra de Vietnam, el auge nuclear y temas más profundos del existencialismo humano: el concepto de justicia, del bien y el mal, y del propio significado de la vida y del universo.
Compuesta por 12 episodios, nos hallamos ante una obra compleja con diferentes líneas temporales, historias dentro de la historia, notas y datos adicionales a final de capítulo, que no nos dejan ver hasta el gran final donde todo encaja, la magnitud de lo que tenemos entre manos. Una obra maestra de la literatura. Imprescindible.