Todo el protagonismo de la novela se lo lleva Sheila, el resto de personajes son solo apoyos esquemáticos. Sheila es una mujer en plena crisis de los cuarenta (o treinta y tantos que tanto da), tras pasar por la universidad solo se ha dedicado a la casa, a su marido y a su hijo y que en el viaje organizado precisamente para recuperar aquello que una vez tuvo la pareja se enfrenta a la vida libre y aventurera de su amiga de estudios y a la seducción de un joven e impetuoso americano, muy lejos de su aburrido, ocupado y celoso marido. Se supone que debería ser un relato psicológico, de lucha interior, de remordimiento, de culpa, pero también de esperanza, de renacimiento. No he encontrado nada de eso, todo poco robusto, muy en el aire. Una novela meramente entretenida, moralista, con poca chicha y casi na de limoná. |