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Crítica de Kansas


Kansas
07 August 2020
"Eres infeliz, dice el señor Fernández. Puede ser lo mismo. Eres infeliz porque crees que existe una cosa que se llama ser feliz".

Nueve cuentos que nos enfrentan al sentido trágico de la vida a través del humor más seco, de la ironía y de una marcada sinceridad que llegado un punto nos puede resultar irreverente por parte de Lorrie Moore, porque hablar de la muerte, de la senilidad de una madre, de una enfermedad terminal o del adulterio con este humor seco y esta fina ironía como carcajeándose de estas cuestiones vitales, es todo un talento. Para más inri si descubres que Lorrie Moore tenía 28 años cuando publicó esta colección de cuentos, más sorprendente me parece su hazaña: solo 28 años y narrar estos temas como los narra, solo puede hacerlo una grande.

Mientras vas leyendo los cuentos quizás te pueda sorprender su estilo, seco y punzante, y lo que en un momento parece casi cómico, deriva en una melancolía que te va calando. La mayoría de los cuentos están narrados en primera persona, y el titulo es una especie de vuelta de tuerca, de sátira descarnizada de esas esas guías de autoayuda que te aconsejan como cómo conseguir la felicidad absoluta y de cómo ser el ser humano perfecto y feliz. Aquí Lorrie Moore deconstruye estas autoayudas y nos muestra personajes que hacen justo lo contrario a lo que se les recomienda, nos enfrenta al día a día de sus personajes, que sí que buscan de alguna forma desesperadamente ser felices, pero la honestidad con que Lorrie Moore retrata estas vidas humanas en eterna búsqueda de felicidad nos ayuda a entender mucho mejor la condición humana. Su estilo puede resultar incómodo porque estamos acostumbrados a lo lineal, pero una vez que te ubicas, resultan unos cuentos asombrosos, que derivan en auténticos manuales de desentrañar la condición humana.

De los nueve cuentos tengo que destacar dos, que me han maravillado por cómo retrata esta autora sobre todo, la relación madre/hija:

- “De lo que se apoderan”: Puede que este cuento se haya convertido en uno de mis cuentos favoritos para siempre. Lo terminé de leer, y lo volví a releer una vez más. En este cuento se nos muestra la relación de los padres de la narradora y a medida que avanzan los años, este matrimonio va cambiando y vas siendo testigo a través de su hija de la decadencia mental y física de su madre. Las pinceladas en las que nos va mostrando la evolución de esta pareja y el estado mental de su madre, son una maravilla.

“Cuando tus padres se separan, también tu te bifurcas. Te partes, crujes y te divides en dos, vives dos vidas: una mitad de tí que llora todas las mañanas en el embarcadero al salir el sol, con pelo negro que se destiñe hasta un gris oscuro, una parte de ti que s emarcha a otra ciudad donde eres maestro de escuela y cuentas chistes con acento italiano en un bar y haces reir a la gente”.

(…)

"Y cuando tu madre empieza a perder la cabeza, tú también. Empiezas a tener miedo de la gente que ves por la calle. Vuelves a ver formas (viejos y arañas) en el papel de la pared, como cuando eras pequeña y estabas enferma. El reflejo de la luna en el lago empieza a parecer un pez muerto que flota con el vientre dorado hacia arriba. Pregúntaselo a cualquiera. Pregúntaselo a cualquiera cuya madre esté perdiendo la cabeza·”.

(…)

“Los hombres fríos destrozan a las mujeres, me escribió mi madre años más tarde, Las cortejan con algo llamativo de lo que presumen algo que llevan unido a su alma com oun falso invernadero; te hacen pasar y te crees que ves vida, optimismo, sol y verdor, y uadno los amas, te hacen pasar a su alma verdadera, un salón de baile vacio, cavernoso, lleno de corrientes de aire, con arcos y cúpulas inexorables y que se burla de tí con sus ecos”.

- “Cómo hablar a tu madre”: Es un cuento dividido en pequeños segmentos que marcan años concretos dónde se narra la relación de la narradora con su madre mientras que al mismo tiempo va contando momentos de su vida. El primero comienza en 1982 y el último en 1939, la gracia es que está contado hacia atrás en el tiempo. Una vez terminado el cuento te dan unas ganas inmensas de volver a leerlo porque ya en una segunda lectura, cambia tu perspectiva. Me recordó mucho a Alice Munro. Una genialidad

“Tu madre te llama a veces por el nombre de su hermana. Dile:
- No, mamá, soy yo, Virginia.
Aprende a repetir las cosas. Aprende que teneís una manera de reconoceros la una a la otra que de algún modo se desborda y llega más allá de las maneras que tenéis de no reconoceros.
Haz manzanas asadas por primera vez”.
Enlace: https://kansasbooks.blogspot..
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