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«Las brujas judías» es la historia de una familia marcada por la tragedia. El sinsentido de la envidia desencadena una serie de descubrimientos en las mujeres Fingerhut, poderes ocultos, capacidades oscuras que ponen el mundo en una de las situaciones más siniestras de la historia. Y es que esta novela es eso, una fantasía creada sobre la base de la Peste Negra. Un origen sobrenatural a la pandemia más devastadora de la humanidad. Las hermanas Suri y Zira deberán luchar contra sí mismas, contra sus sentimientos, sacrificando aquello que más les importa por un objetivo mayor. Una difícil elección que tal vez desate el horror. La trama en sí es una lucha interna sobre lo que es correcto, un debate entre el corazón y la razón con momentos de verdadera angustia y con pasajes terroríficos que ilustran el horror sobrenatural dentro de otro muy real: el de la muerte y la enfermedad. Katy Molina hace un despliegue de creatividad, imaginación y saber hacer en esta novela, además de mostrar un trabajo de documentación encomiable a la hora de construirla. Tanto datos como curiosidades o fechas están perfectamente integrados en la narración y le dan sentido a través de la voz de un narrador muy especial que aparece de vez en cuando y termina convirtiéndose en un personaje muy importante en la historia. Los escenarios y las situaciones están planteadas de forma muy visual, tal como nos tiene acostumbrados la autora, pero es capaz de teñirlo todo con un velo de oscuridad con el que logra mantener la tensión y dar credibilidad a su historia a pesar de que se trata de fantasía. A esto también contribuyen los personajes, que actúan de acuerdo a unas personalidades marcadas y muy de acuerdo con su edad, preparación o las creencias que se les suponen. Son coherentes y están muy bien perfilados. Mitología, ritos, brujería e historia se dan la mano en «Las brujas judías». Una fantasía de principio a fin (tanto en el sentido literal de la palabra como en el más amplio que se le pueda dar) que recomiendo, al igual que la otra novela de este mismo corte que tiene la autora, «Cuervo Judío», ambientada en el campo de concentración de Auschwitz II (Birkenau), en pleno Holocausto. Una maravilla. |
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