El Infierno

Carmen Mola permuta hacia un nuevo camino con cierto aroma a novela romántica, sin dejar de lado ni olvidarse de la sangre y los crimenes. Un viraje que no habrá gustado a muchos de sus lectores más acérrimos, pero me ha parecido una novela entretenida y mantenido en vilo aunque me ha recordado bastante al último Premio Planeta, Lejos de Luisiana, por ambientación y narrativa.

Si Carmen Mola es rock duro, El infierno es solo rock. Hay escenas muy viscerales que nos imaginamos muy potentes en nuestra mente, a pesar de que destile sensación de que están metidas con calzador. Apoyada en sucesos históricos violentos del siglo XIX, los lectores recorrerán lugares donde se reunían los pintorescos personajes de la noche madrileña, como el Teatro de Variedades, además de desarrollar escenas en los jardines de recreo llamados los Campos Elíseos, cerca de la Puerta del Sol. Creo que es lo mejor de esta obra.

Ni el amor, la belleza, el verdor de las plantaciones de azúcar y la musicalidad de la Habana en el siglo XIX salvan al argumento de una dosis de muerte segura y tenebrosa, cuando ha pasado por la trituradora de Carmen Mola. El infierno ya existe y está en la tierra, que no nos falten las novelas para engancharnos y evadirnos, cosa que cumple este salvaje melodrama irregular pero eficaz.