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Escrita antes de la fundación de Studio Ghibli por el deseo de Miyazaki de adaptar la leyenda tibetana El príncipe que se convirtió en perro, la primera idea del directo fue adaptarla a animación, pero ante la imposibilidad de hacerlo en los tiempos que corrían, decidió darle la oportunidad en este formato. Dos años después, conseguiría fundar Studio Ghibli. De este modo, encontramos una fantasía que nos presenta un mundo empobrecido y desértico, pero con avances como las armas, en el que los hombres no son capaces de cultivar. Además, este mundo es hostil para con el príncipe que tiene que sobrevivir al mínimo durante mucho tiempo en su viaje al oeste, lugar donde parece que podrá encontrar la solución a la realidad que le rodea. Paisajes, movimientos Lo primero que vemos nada más abrir esta novela gráfica es esa desolación tanto en el mundo como en el ánimo de los personajes. Para ello, el autor nos ha ofrecido unos paisajes que son tan hostiles como la realidad de la situación: eriales, desiertos, pastos secos y edificaciones a medio derruir. El medio, por tanto, será clave para la narración de la historia, el paisaje se convierte en un personaje más con el que interactúa nuestro protagonista, contra el cual tendrá que pelear y que supondrá su fracaso o su éxito. En este sentido, cabe destacar el magnífico dibujo del director. Recordando a esas primeras películas del estudio en las que la línea se desdibuja para dar cabida al movimiento y centrarse en el personaje, la novela nos deja claro el contexto, pero nos permite imaginar y terminarlo nosotros mismos. Y esperanza A nivel de trama, la historia supondrá a parte de un viaje de búsqueda, un viaje de descubrimiento de la propia fortaleza y de la realidad del mundo que le rodea, un mundo que obliga a nuestro príncipe a tomar decisiones y partido en las injusticias que va contemplando. Sin embargo, no todo lo humano será terrible, valores como el esfuerzo, la ternura, el cuidado del prójimo y la esperanza nos inundarán a lo largo de la obra, dándonos esta última idea como algo que nos tranquiliza. La parte mitológica también aparece, ya que son los dioses quienes niegan la capacidad de cultivar a los hombres. En ella encontraremos un mundo que siendo bello, sin embargo, produce terror, pero quizá se nos muestra como una metáfora de aquello que nos rodea en la realidad. Volver a lo más crudo Lo cierto es que, a pesar de esa hostilidad y esa desesperanza que intentan atacar a Shuna durante la obra, es una novela que se disfruta mucho. El apartado gráfico, como hemos dicho, es muy agradable y nos lleva a ese Ghibli más crudo y más visceral de sus primeras historias. La fantasía viene acompañada de una visión muy interesante de un presente terrible con un pasado evolucionado que desapareció. Sin embargo, justo todas esas cosas negativas que rodean la historia nos hacen buscar la vía que permita seguir adelante al protagonista y por extensión a nosotros, la vía de la esperanza. Una novela bonita, cuidada en todos sus aspectos y que nos dura un suspiro que disfrutamos desde la primera línea. No me queda sino recomendaros la historia y espero que os animéis con ella. Enlace: https://ellibroenelbolsillo... |
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