Pudin de Navidad

Creo que ya lo he comentado por aquí alguna vez, pero las Navidades no son precisamente santo de mi devoción, más bien al contrario. No obstante, siempre he reconocido que hay una nada despreciable buena cantidad de libros ambientados en estas fechas, y que me gusta leer alguno en los días de Nochebuena y navidad. Teóricamente, “Pudín de Navidad “ iba a ser mi lectura navideña de este año. Y digo lo de teóricamente porque este libro de navideño tiene poco, con la excepción de un par de escenas ambientadas en estas fiestas . ¿Me has decepcionado esto? Pues siendo sincera, absolutamente para nada. Me lo he pasado muy bien leyendo esta novela, pero que muy bien. Y eso es con lo que mayoritariamente, me quedo. Siento mucho cariño por Nancy Mitford , pero he leído cuatro libros de ella y los dos últimos no acabaron de convencerme del todo. Quizás porque los dos primeros (“A la Caza del Amor” y “Amor en Clima Frío”) dejaron el listón muy alto. Así que, supongo que el que me haya gustado, esta obra tanto ha sido recibido, por este motivo, con tanta alegría. Además, que ella iba sobre aviso de que “Pudín de Navidad” no era realmente una obra navideña, así que advertida de antemano estaba.

En la rica mansión de Compton Bobbin y sus alrededores, en las fechas navideñas, se reúnen una serie de personajes que no solo están relacionados entre ellos, también acabaran por estarlo con la propia familia Bobbin. Dicha reunión se convertirá en una fuente y no contable de enredos amorosos , absurdos y despropósito varios. Protagonizados por “dieciséis personajes en busca de un autor”, que es como nos lo presenta su autora en el prólogo.


Me hace mucha gracia que la propia Nancy Mitford estuviera convencida de que esta obra, la segunda que publicó en su carrera, no era buena para nada. Ella misma la describió como “mal escrita, patética, insustancial y malísima”, seguramente exagerando un poco. Y a ver, quizás en lo de insustancial algo de razón tuviera. Porque, honestamente, no creo que sea una historia que le vaya a cambiar la vida a nadie, que llegue a emocionarle o a hacerle pensar sobre ideas profundas o acerca de la vida y todo lo demás. pero en todo lo demás, no estoy de acuerdo. Es cierto que quizás no sea una obra tan pulida como lo son escritos posteriores de la autora.Pero eso no le quita mérito como una pieza que divierte y entretiene muchísimo al lector, y que no pocas veces le hace soltar una carcajada (uno de los principales motivos por los que siento tanto cariño por Nancy, es porque es una de esas autoras que coja lo que coja de ella sé que me voy a reír). La ácida, crítica social y humana, que es más nítida en sus siguientes novelas, también está presente en este caso, solo que quizás no sea aquí tan pronunciada. Y esto deja más espacio para que “Pudín de Navidad” se convierta en una pura pieza satírica de entretenimiento. Lo cual es a tener muy en cuenta, porque para mi supone lo que es la literatura en uno de sus puntos más álgidos: entretener al lector y hacerle desconectar de la realidad. Que es algo que conmigo esta novela ha conseguido plenamente.

Por supuesto, uno de los puntos fuertes de la obra son los personajes que la protagonizan. de hecho, creo que el mayor punto fuerte de la misma. Hay que reconocer algo a Nancy: sabía hacer caracteres realmente carismáticos. La mezcla de todos ellos crea un cóctel que el lector se bebe, alegremente, porque se traga todo lo que ellos hacen desde la risa facil y el humor trabajado. Ni ellos mismos se toman en serio, todo es para ellos un juego, y el lector se mete en esa opereta con esa sensación. Todos ellos tienen el sello inconfundible de la autora. No pueden dejar indiferente, Pese a lo absurdas, estrafalarias y vacías, que son sus vidas y su forma de pensar. Son los hijos de la generación de entreguerras, deseosa de vivir a toda prisa y que no miraba hacia atrás, últimos reductos de la época eduardiana. Como económicamente ya lo tienen todo y no necesitan trabajar para vivir, su forma de entretenerse y quitarle horas al día es siendo lo más snob y estrafalario posible, protagonizando todo tipo de aventuras amorosas. Por ello, podrían resultar muy alejados del lector, chocarle. Y en gran parte, así es. Pero el buen hacer de esa autora logra hacerles como personajes que en el fondo tienen algo de patético, ya que sus vidas sean demasiado vacías para no sentir cierta compasión por ellos (muy poca, todo sea dicho). Y además, sus ocurrencias y vaivenes resultan, tantas veces, tan absurdos e irá antes que es muy divertido leer sobre ellos. Por no hablar que todos están muy bien desarrollados, tienen personales personalidades muy nítidas. Y eso ayuda a que rápidamente sepas quién es quién en este puzzle aristocrático y rural, lo cual aporta ligereza a la lectura.

Me parece que hay una diferencia muy interesante con aquellas familias de tientes biográficos que protagonizaban la trilogía de “A la Caza del Amor”: en esos tres libros la atmósfera era de decadencia total, representándose una sociedad en plena descomposición, cuyos estrafalarios y snobs miembros aún se aferraban al estilo de vida que habían conocido siempre. Un estilo de vida que en el caso que nos ocupa, “Pudín de Navidad”, aún sigue a toda marcha, plenamente vigente y con buena salud. Con poco tiempo de vida, eso si. No hay ese aire melancólico, y esa esencia triste que subyacen en todas las movidas e idas y venidas de los personajes de las siguientes obras de Mitford. Porque la Segunda Guerra Mundial y todo lo que conllevó y la produjo aún no han hecho su aparición plenamente, aún eran un eco lejano, por más que tronase cada vez más. de ahí que sean personajes que únicamente se limitan a vivir siguiendo los patrones que siempre han conocido. Falta ese factor que pronostica el fin de un modo de vida tan elitista, de hecho este está vivito y coleando con toda la intensidad.

La buena y querida Nancy Mitford. Aquí nos regala una novela que se basa en el matrimonio y sobre si este debe producirse por amor o por dinero. No nos confundamos, “Pudín de Navidad “no es una novela sobre el amor, sino sobre el matrimonio, que para la escritora no tiene porque ser necesariamente lo mismo. Pivota alrededor de una cuestión mucho más práctica, sobre la importancia del dinero respecto a otras cuestiones. al fin de al cabo, Nancy, como muchas niñas, bien de su época, creció con la idea de que la única carrera disponible para una mujer de posibles era hacer una buena boda y vivir satisfecha con el bienestar económico y social que la proporcionase. Tenía ejemplos a mansalva a su alrededor, incluyendo a sus padres. de ahí que viera el matrimonio desde una perspectiva cínica y pragmática a más no poder. Para muestra un botón: la única pareja que se dice claramente que se casó por amor y que tienen una relación que puede superar. Cualquier cosa, viven con una mano delante y otra detrás, los problemas económicos son su pan de cada día. Mientras que los matrimonios que se hacen por dinero, presentan una perspectiva muy favorecedora, con el aliciente de que no tienen porque ser el único, sino el primero de una larga lista. Y es que a nuestra estimada autora aún le quedaba mucho que vivir, incluyendo un matrimonio que rápidamente hizo aguas y un amor imposible por un general polaco que nunca correspondió sus sentimientos. Pero aún faltaba mucho para que se permitiera a dejar aflorar ese romanticismo incurable que siempre mantuvo, pese a todo. Incluso sin que ella lo supiera.

Todo esto podría dejar como resultado un trabajo muy frío y demasiado enfocado en el humor, pero Nancy sabe cómo jugar con sus personajes y con un argumento que, a priori, es bastante plano. Se vale del humor, la sátira y la burla para crear algo muy entrañable y que fluye perfectamente, con un estilo fresco y desenfadado, pero no por ello, menos elegante y plagado de sentencias llenas de cinismo, pero certeras como dardos. Nancy conoce muy bien sobre qué escribe, y por ello prácticamente nunca pierde el timón. Y digo lo de prácticamente, porque aquí está el mayor problema que siempre he tenido con esta mujer: sus finales me parecen increíblemente precipitados y muy poco redondos.Deja muchas cosas en el aire y no acaba de cerrar bien todos los arcos argumentales, como si quisiera acabar la historia muy rápido y ponerse a otra cosa. Eso es lo que peor llevo de sus escritos. Además, en sus últimos capítulos, siento que el argumento (ya liviano de por sí) va perdiendo peso hasta desembocar en ese final del que os hablo.

Casi se me olvida. La edición en la que nos viene esta obra, que corre a cargo de la editorial catedral, es una auténtica delicia. Está muy cuidada y tiene un toque muy elegante y engañosamente navideño. Y viene con ilustraciones en el interior, creadas por el artista Jacobo Muñiz. Aunque me han gustado mucho, me parece que son ilustraciones que tienen tanta personalidad que muchas veces se anteponen a lo que está escrito, no lo acompañan. Pero de todas formas, tienen un aire british antiguo muy interesante. Me llama mucho la atención, el detalle de que los personajes aparezcan con una suerte de tuercas en los brazos, como si fueran meras marionetas. Es un detalle muy significativo.

En resumidas cuentas, “Pudín de Navidad” es una de esas obras que no va a cambiar la vida de nadie, pero que entretenerle le va a entretener un rato. Nancy Mitford nos regala una historia de enredos que podía haberse quedado en algo muy tópico y hasta simple, sino fuera por los estrafalarios personajes que la protagonizan y por el cinismo y sátira que imperan en todas sus páginas. Casi, casi dan ganas de casarse por dinero para darle cierto dramatismo vintage a tu vida.

Por cierto, a ver si de una vez me leo un eterno pendiente que tengo en mis estanterías, una biografía de las hermanas Mitford de la editorial Circe. La tengo muchas ganas, y nunca veo el momento para empezarla.