Sed de amor

Sed de amor, Mishima

Una historia con gran carga introspectiva que encierra grandes reflexiones e incógnitas sobre los sentimientos humanos.

El autor de esta novela es Yukio Mishima, uno de los escritores más relevantes de la literatura japonesa del siglo XX. Su sello característico es la fusión entre el tradicionalismo de su país y la nueva estética moderna, lo cual se percibe en esta obra a través de la ambientación y la atmósfera con la que recrea ciertas tradiciones y costumbres populares, unido a la percepción que se tiene de la vida rural, en contraposición con el modo de vida de la gran ciudad.

Narrada a través de un estilo aparentemente sencillo, conjuga enunciados complejos con una serie de interrogaciones que se intercalan a lo largo del relato, incitando al lector a detenerse para plantearse cuestiones relacionadas con los temas que trata. La soledad, el amor, la muerte, la incomprensión, la hipocresía y la falsa moral de la sociedad o los celos, son algunos de los asuntos que encierra el texto.

En un primer momento, me pareció que Mishima introducía la historia con cierta sutileza, presentándonos a una protagonista con la que comienzas conectando pero que, en mi caso, no he llegado a comprender y que incluso me ha resultado mezquina y cruel. A medida que avanza la lectura, los hechos que se narran destacan por su crudeza, llegando a presentarse situaciones desagradables que impactan en el corazón y sacuden la mente.

En mi opinión, es un libro para leerlo pausadamente porque puede llegar a impactar profundamente, sobre todo el final. El desenlace me dejó completamente sorprendida e impresionada.

Por último, sin desvelaros apenas nada de su argumento, porque considero que es una novela para adentrarse dejándose llevar, os diré que está basada en la sed de amar, de ser comprendido, de pertenecer a un lugar, de sentir. A veces, lo único importante en la vida es sentir, sin importar el motivo. Celos, hastío, ira, desasosiego, tristeza, nostalgia, vergüenza. Sentir, en definitiva, que estamos vivos y que también nos alimentamos de emociones, tanto positivas como negativas. Felicidad y sufrimiento son dos caras de una misma moneda que conducen hacia un mismo final.