Trópico de Cáncer

Trópico de Cáncer: Obra cumbre, según una mayoría de entusiastas (la realidad en ocasiones tira por otros caminos), de Miller y aún así despreciada por otra tanda de lectores. Esta dicotomía de opiniones se encuentra siempre en los libros excelsos donde el uso de la palabra da lugar a menciones explícitas tomadas por indecorosas, a pesar de tratarse de situaciones del día a día. Quizás la falta de perspectiva resida en que la frecuencia no implique omnipresencia, por lo que los presentes en un radio social limitado confundan costumbre por abominación. Para el recatado hombre de casa, es complicada de comprender y sencilla de agraviar la vida expuesta del hombre de calle. El entendimiento es tan limitado que se sinoniman la plasmación del improperio con la carencia de habilidades narrativas e intelectuales: craso error. Primer tomo de la bilogía de los Trópicos; aquí América no existe y París es como una puta. Luego ya veremos. Ignorando antiguos titulares de proporciones excesivas, el sexo apenas abarca un pequeño porcentaje de toda la trama. La pobreza saca a relucir astucia de trilero argumentativo dentro de toda situación en la que haya probabilidad del trueque comida-compañía: gran novela picaresca.
Exquisito, aberrante, poético, patético y crudo, tal y como se presenta la vida en su máximo esplendor, aunque los presencien algunos cuyos ojos no tengan el suficiente aguante como para aceptar ambos. “¿Quién que tenga ojos desesperados y ávidos puede sentir el menor respeto hacia esos gobiernos, leyes, códigos, principios, ideales, ideas tótems y tabúes existentes?”