“Tengo un nombre” es un testimonio ejemplar que canaliza la experiencia vital de la autora y la plasma en un relato vívido que, y habló en nombre de todos, cualquier “sobreviviente” es capaz de verse reflejado, incluso en las nimiedades más mundanas. Entiendo que el ritmo no es frenético pero el qué y el cómo vale muchísimo el camino. Por último, solo quiero destacar la maravillosa traducción que ofrece la editorial española. |