Tengo un nombre

En 2015, Chanel Miller que por entonces tenía 22 años sufrió una agresión sexual a manos de un estudiante llamado Brock Turner en el campus de la universidad de Stanford. Tras denunciar la violación bajo el seudónimo de Emily Doe, su caso se convirtió en uno de los más mediáticos de los Estados Unidos.

l relato de Chanel es duro de leer y no nos dejará indiferentes. Recorreremos un gran espectro de emociones en su lectura, pero predominarán la rabia y la impotencia. La autora nos hace testigos de absolutamente todos los detalles de su historia y sabremos cómo se sintió al despertarse desorientada y descubrir que un extraño había abusado de ella mientras estaba inconsciente. Asimismo descubriremos el agotador proceso en el que se vio envuelta al decidir denunciar los hechos, pasando por frustrantes y lentos juicios donde se le cuestionaba continuamente.

Unas memorias donde también tienen cabida el sentido del humor y la luz del entorno de Chanel como elementos sanadores pese a la gravedad de lo que se nos narra y es que la autora no pretende sumergirse en la pena tras la agresión y pretende que el lector conecte con ella como lo haría antes del ataque.

‘Tengo un nombre' es un testimonio poderoso, valiente y necesario donde se exponen las brechas del sistema judicial así como las injusticias a las que se ven expuestas las víctimas. La voz de Chanel actúa como un faro para todas ellas y es un potente recordatorio de que deben seguir adelante sin dejar que los agresores definan quiénes son.