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No sé cómo reseñar este libro. Solo sé que escribo esto cuando acabo de terminar de leer las últimas páginas y ese dolor sordo, lacerante, lleva conmigo desde el principio. En realidad lleva conmigo toda una vida. Porque Chanel no nos cuenta nada nuevo, nada a lo que no estemos acostumbradas, nada que no hayamos vivido antes. Nos da testimonio de la lucha por conseguir justicia en el juicio contra su vi*lador, su lucha contra el vi*lador mismo y contra un sistema que no sostiene a las víctimas, sino que las agrede una y otra vez, culpabilizándolas, poniéndolas en entredicho, ridiculizándolas, deshumanizándolas, silenciándolas. Os voy a ser sincera y decir que cada vez que fallamos como sociedad, cada vez que se da una nueva traición institucional, yo solo quiero ver al mundo arder. Quiero que los agresores sientan lo que han hecho sufrir. Que comprendan. Quiero justicia. Quiero que desaparezcan, porque no creo que alguien que atenta de ese modo contra la dignidad de una persona merezca otra oportunidad de volver a actuar conforme a sus creencias, que no son más que aquellas que nos reducen a meros objetos de consumo a su disposición. Quiero eso que gritamos unidas en las concentraciones cuando nos quitan a una más de las nuestras, que el miedo cambie de bando. Y eso no llega, o parece que no lo suficientemente rápido. Pero nos reconocemos en el dolor de las otras. Despertamos. Recordamos que siempre tuvimos voz. Que no estamos solas. Me permito parafrasear a Chanel y usar su fuerza para decir que todes tenemos un nombre. ¿Cómo van a venir a por nosotras ahora que somos tantas? Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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