La canción de Aquiles

Tenemos a Patroclo como narrador, el mejor amigo de Aquiles y, con el tiempo, algo más.
Patroclo, mira que eres buena gente y me caes bien, pero eres empalagoso a más no poder. ¿Cómo puede ser que estés cada dos por tres desviándose del tema y admirando la belleza de Aquiles? Me has subido el azúcar, verás tú la de asesinatos que voy a tener que leer ahora para recuperarme.

La primera mitad del libro nos cuenta su vida desde niños hasta la guerra de Troya, cómo se conocen, cómo entrenan, cómo surge su amor. ¿He dicho ya que Patroclo es un pesado y no para de alabar a Aquiles?

En la segunda mitad tenemos la guerra de Troya.
Que sabemos que estamos en Troya porque nos lo dicen, y que estamos en guerra porque es lo que pasó y porque de vez en cuando matan a alguien, muy de vez en cuando.
¿A que no sabéis lo que abunda en esta parte? Exacto, las impresiones que Patroclo tiene de Aquiles y cómo lo transforma la guerra, pero que sigue siendo su dulce amado. En fin, no sé cómo no terminé vomitando arcoiris.

Y llegados a este punto la guerra se resuelve en un par de páginas, el caballo se menciona por cumplir y a otra cosa mariposa. Mariposa de azúcar y amor, obviamente.

Pero lo mejor llega al final, cuando terminado el libro, con el azúcar por las nubes y corazoncitos en los ojos, aparece el glosario de personajes. ¡Por fin aparece la mitología! En el glosario se explica perfectamente quién es quién y sus hazañas.
¿En serio me he tragado todo el pasteleo para que lo interesante estuviese en el glosario?
No estampé el libro contra la pared porque lo leí en el Kindle y tenía mucho que perder.

Sé que es una historia que tiene muy buenas críticas, pero en mi opinión de historia y mitología tiene muy poco, y mucho de amor empalagoso.

Y como para gustos libros, y ya sois mayorcitos para decidir si queréis leerla o no, haced lo que os dé la gana.