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Ahora mismo, mientras escribo esto me duelen los ojos de tanto llorar, es un libro que me cautivo en un principio pero con el transcurso de los capítulos sentía que algo faltaba. Lo que estaba haciendo mi querida Madeline Miller era prepararnos el terreno para lo que es leer esas ultimas 70 paginas que duelen como un demonio. En fin un historia que no voy a olvidar. Patroclo y Aquiles, los amo.
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