En "Big Sur" nos encontramos con un Henry Miller reconciliado con su pequeña comunidad, cosa que no le sucedió nunca en Estados Unidos en general y quizás sí en París y Grecia, aunque las grandes urbes nunca fueron lo suyo. Miller se la pasa hablando bien de sus vecinos, halagándolos en vez de maldecir a la humanidad entera. En este libro parece haber una sabiduría del corazón y un intento de armonía, mientras que en otros se daba lugar al sarcasmo, la furia y a veces a la locura.
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