El mapa de los afectos

Hay quien opina que esta novela no se merecía el Premio Nadal 2020, que le falta alma, intensidad, que derrocha buenismo, que es insulsa, que su lectura te deja más bien indiferente y que no profundiza demasiado en ninguno de los muchos temas que aborda. Pero la realidad es que “El mapa de los afectos” es una obra espléndida, de prosa elegante y exquisitamente poética, pues la autora persigue la misma intensidad que ofrece la poesía, para trascencer del yo al nosotros, para entender que formamos parte de un todo, para hablar de solidaridad, de humanismo y comunidad a través de una gran variedad de voces y pensamientos. Porque “El mapa de los afectos” es una obra coral, donde prevalece la idea de que existe la gente buena, sí, gente que prefiere o elige cultivar la bondad, pero muestra también a aquellos que se inclinan por alimentar el mal que a todos nos habita.
“El mapa de los afectos” es un cúmulo de historias de encuentros y desencuentros con una estructura circular, historias que capítulo a capítulo la autora madrileña, Ana Merino, va entretejiendo diestramente a modo de red y cuya interconexión se va desvelando poco a poco, una interconexión basada en el tema central, que acaba estableciéndose como nexo entre todas ellas, el nexo de las relaciones emocionales entre las personas, y concretamente entre los habitantes de un pueblo del Medio Oeste Americano. Relaciones de amistad, de amor paternal, filial, fraternal, sexual…
Se trata de la primera novela que Ana Merino dedica a un público adulto, aunque ya cuenta con una amplia obra publicada en el campo de la poesía, el cuento, el teatro, el cómic o la novela juvenil.
“El mapa de los afectos” reflexiona también acerca de la muerte, de la espiritualidad contrapuesta a la religión y sobre las diversas maneras de interpretar el feminismo. de hecho habla de la existencia de un falso feminismo, un feminismo impostor que está adquiriendo poder político y utiliza el discurso de la igualdad, y un confuso y aparente lenguaje inclusivo, para ocupar puestos por paridad, no por méritos. Concretamente, denuncia a ese falso feminismo, un feminismo mal entendido, que abusa del sistema, que establece un nuevo tipo de corrupción al no garantizar la igualdad de oportunidades para todos y que puede acabar destruyendo al verdadero feminismo.

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