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Es el primer libro que leo de Dulce Merce y no va a ser el último. Me ha sorprendido su cuidada escritura y en este caso también el sentido del humor que desprenden el texto. Noa es controladora por naturaleza, sobre todo consigo misma, perfeccionista hasta la médula y con una coraza de impertinencia y autosuficiencia que la hace insufrible a primera vista. En el fondo es todo fachada y tras el primer encuentro con Alex, descubrimos a la verdadera Noa que se encuentra escondida y que asoma a través de sus pensamientos, chocando con la otra Noa, la odiosa y prepotente. Alex en su primera aparición se pinta como un joven que sólo piensa en la juerga, seguro de si mismo en apariencia por su aspecto y forma de ser, pero se percibe que no es sólo eso. al igual que Noa, engaña con esa forma de actuar aunque sabe que siempre se juzga a las personas por lo que ve a primera vista. Ambos piensan que no se volverán a ver, a pesar de que los dos desearían volver a hacerlo, pero sorpresas que da la vida, ninguno sospecha quien es en realidad el otro y ahí es donde comienza de verdad su historia. Me he reído en muchos momentos y a pesar de ello se ve el trasfondo de cada personaje. La cabezonería de Noa contra la tenacidad de Alex dan para mucho y al final la decisión de él es la que consigue que ella reaccione. He de decir que Alex en algún momento me ha dado hasta pena. Lo recomiendo como una buena lectura por su calidad y también como un libro para pasar un buen rato. |
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