Esta última novela corta de Ricardo Menéndez es un extraño cruce entre 1984, Fahrenheit 451 y Los chicos del maíz, o, más bien, Quién puede matar a un niño. Todo ello contado con un lenguaje elevado, complejo, casi como si se tratase del sueño de una humanidad dispuesta a perder una de sus características más preciadas: el habla. Creo que estéticamente es un texto hermoso, pero me ha parecido demasiado frío para el tema que trataba. |