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La historia de Raquel es la historia de cualquier niña a la que le gusta el fútbol, que se pasa las horas viendo a su ídolo en la ciudad deportiva, que se ha refugiado en los entrenamientos y los partidos siempre que ha tenido problemas. Más allá de esa parte de novela juvenil y de algunos estereotipos que me cabrean (malditos estereotipos), me ha encantado esa defensa de valores de igualdad y ese reflejo de una sociedad en la que no siempre es aceptado que una chica juegue al fútbol. Aunque parezca que hemos avanzado (y algo hemos avanzado si el Balón de Oro de @alexiaps94 ha protagonizado portadas y ha conseguido la relevancia que merece), sigue habiendo campos en los que se insulta a las mujeres que juegan al fútbol y sigue habiendo bares en los que se escucha que eso no es fútbol.
Nunca he querido jugar al fútbol porque nunca he sido gran deportista, pero sí me gusta el deporte en general y el fútbol, en particular y en más de una ocasión me han mirado raro cuando he dado una opinión futbolera. Y sí, sólo por ser mujer hay quién le extraña. Así que, aparte de la bonita historia juvenil de Raquel, que lucha por conseguir su sueño de ser portera profesional, para mí este libro significa la representación de una realidad que tiene que ser contada, la dificultad de llegar al fútbol de élite, lo complicado que es ser portera y, sobre todo, si eres mujer. Si a ello le añadimos el paso por el difícil periodo de la adolescencia en el que todo se vive con más intensidad para bien y para mal, nos encontramos con la historia de nuestra protagonista.
Y a modo de punto y final, recomiendo absolutamente este libro para cualquier niño o adolescente, para los que les guste el fútbol y los que no, para las niñas y para los niños. También para los padres porque son la base para enseñar valores a los pequeños que crecerán y un futuro. Por encima de todo, este libro es un ejemplo de realidad y valores en el que todos deberíamos fijarnos.