La pequeña princesa

Todos los días de la pequeña princesa se desarrollaban igual: era vestida, peinada, agasajada con los platos más deliciosos y recibía lecciones de su maestra, hasta reunirse con los reyes para cenar. Pero la mañana en la que cumplió sus quince años fue conducida al salón del trono ante sus padres, los reyes, y su hermano, el príncipe heredero. .
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El rey le comunicó su nueva situación: ni su palacio ni sus jardines eran ya su hogar, ni volverían a serlo jamás. Su obligación sería viajar con su maestra de reino en reino hasta encontrar un príncipe con el que reinar, dejando atrás recuerdos y pertenencias, llevándose solo lo indispensable. .
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Las dos mujeres inician un peregrinaje de castillo en castillo que las llevará a descubrirse a sí mismas y a darse cuenta de que cada princesa tiene su cuento, pero debe encargarse ella misma de escribirlo.
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Una deliciosa vuelta de tuerca a los cuentos de princesas, príncipes, hadas y dragones, en la que se cuela una maestra con unas maravillosas ganas de vivir, y que es capaz de transmitir a su pupila que la vida es una aventura increíble que se encuentra en nuestras manos.
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