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La historia parte de la desaparición de una adolescente en un pequeño pueblo inglés durante unas vacaciones de Navidad. Con esa premisa podría parecer que nos vamos a sumergir en una novela de intriga, sin embargo Jon McGregor hace algo mucho mejor y más difícil: nos va a contar la vida. Porque sí, lo que sucede a lo largo de los largos párrafos que conforman sus episodios es precisamente la vida, la existencia de los habitantes del pueblo que sigue su camino al margen de la tragedia con todo lo que ello implica. Cada episodio nuevo comienza con las celebraciones de Nochevieja en los años siguientes a la desaparición y a lo largo de ese tiempo veremos nacer, morir, enamorarse, arruinarse, resurgir o simplemente existir a los vecinos del lugar, a la vez que la naturaleza sigue su ritmo, sus ciclos imparables y necesarios. El libro fue finalista del Man Booker en 2017, año en el que también se alzó con el premio Costa, y lo entiendo porque es una novela con un estilo diferente para un tema tan difícil de contar. |
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