La riada: Blackwater I

La saga Blackwater está siendo el fenómeno del momento. Me llamó mucho la atención la forma de publicación, las portadas, así como las opiniones que había escuchado. Así pues, me pudo la curiosidad.

La historia la describiría como una de aquellas costumbristas sobre un pueblo, comunes en los clásicos, en el que un elenco de personajes se mueven dentro de las circunstancias que les han tocado. Con la excepción de que, en este caso, también tendremos dos factores interesantes nuevos: uno de ellos es un elemento mágico o sobrenatural de mano de una extraña mujer que aparece en el pueblo en la más inexplicable de las situaciones y alrededor de la que ocurren cosas muy extrañas, todas ligadas al agua. El otro factor es una ambientación matriarcal velada, es decir, es un pueblo de 1900 típico, con la estructura jerárquica masculina acostumbrada, pero en el que hasta los mismos hombres saben que quien de verdad manda en el pueblo son las mujeres, hasta el punto de que la pastora de la iglesia es una mujer.

Por lo demás, la historia nos presenta a los personajes, la orografía del pueblo, y algunos acontecimientos tienen lugar, todos ligados a Elinor, la extraña pelirroja. Encontraremos alguna que otra muerte y unos cuantos hechos inexplicables.

Más que un primer libro, tengo entendido que se trata de la primera parte de una novela autoconclusiva que se decidió publicar a modo de folletín, dividida en seis partes, por lo que tiene sentido que el final del libro se sienta más como el final de un capítulo o parte de un libro.

Me ha gustado la lectura, pero no me ha enganchado tanto como pensaba. de momento, aunque el tema me parece interesante, no me tiene tan intrigada como para ir devorando libro tras libro. Lo dejaré reposar unos días y si veo que sigo intrigada, iré a por el segundo libro.

Sea como fuere, la estrategia de publicación me parece muy acertada y cumple con su objetivo de llamar la atención y picar la curiosidad. Sobre todo, teniendo en cuenta la frecuencia con la que va saliendo cada libro, haciendo la espera ni demasiado corta ni demasiado larga. Chapó.