La riada: Blackwater I

Cuando me topé con este libro no sabía nada ni de la saga, ni del autor, ni de la historia que podía encontrar. Iba totalmente a ciegas y el resultado ha sido bastante satisfactorio.

Mi primera sorpresa fue descubrir que está saga fue publicada originalmente en Estados Unidos en 1983. El autor, 𝘔𝘪𝘤𝘩𝘢𝘦𝘭 𝘔𝘤𝘋𝘰𝘸𝘦𝘭𝘭 quiso que se publicara en seis volúmenes, con una diferencia entre cada uno de un mes, al igual que las novelas por entregas de la prensa.

Sus deseos hoy vuelven a cumplirse gracias la editorial @blackiebooks que ha decidido rescatar esta original obra de la literatura en una cuidada edición a la que no le falta el más mínimo detalle. Por suerte, las fechas de publicación se han acortado a quince días, aunque estoy seguro de que eso no mantendrá la expectación al margen.

Otra de mis sorpresas al adentrarme en este maravilloso universo ha sido conocer el pasado de 𝘔𝘤𝘋𝘰𝘸𝘦𝘭𝘭 como guionista de películas para Tim Burton. Trabajó en la icónica Bitelchús y en Pesadillas antes de Navidad. Lástima que en 1999 muriera prematuramente y sus andaduras con el director terminasen entonces. Lo que no podemos negar es que se empapó de toda esa magia cinematográfica y de esa estética lúgubre "burtiniana" para confeccionar esta saga que rezuma aires de cuento de hadas.

𝘓𝘢 𝘳𝘪𝘢𝘥𝘢 nos adentra en la saga Blackwater con fuerza y misterio. Nos sitúa en en un entorno inhóspito y taciturno, un pueblo de Alabama de la primera mitad del siglo XX donde las vidas de sus habitantes parecen estar coaccionados por la presencia de los ríos que lo atraviesan. La familia Caskey, dirigidos por una matriarca con una personalidad arrolladora, serán quienes protagonicen esta primera parte.

Seremos testigos de sus conflictos, sus secretos, y la manera que tiene cada uno de afrontar la repentina aparición de una extraña mujer inteligente y transgresora. El drama familiar está servido, pero… ¡ojo! Hay hueco para mucho más.

Ya estoy inquieto por poder leer la segunda parte y seguir desvelando misterios. Esta historia, entre la fantasía siniestra y el costumbrismo, me tiene bastante atrapado en sus aguas.