La casa al final de la calle

Nos vamos a Wisconsin, Estados Unidos, gracias a «La casa al final de la calle» de Karen McQuestion.

Morgan Duran, la hija de Wendy y Edwin, es una muchacha conflictiva con unos amigos, y un novio, que no son del agrado de sus padres. A los dieciocho años desaparece sin que sus padres puedan hacer nada para encontrarla.

En el mismo estado vive Sharon Lemke, una profesora jubilada con una hija abogada que vive en Boston. Amy le pide que le ceda la habitación libre a Nikki, una antigua niña de acogida a la que ayudó como voluntaria. Nikki está acostumbrada a que todo el mundo le falle y Sharon lleva mucho tiempo viviendo a su manera, así que ambas tendrán que amoldarse. al ser ambas buenas personas la convivencia es más sencilla.

En la casa de al lado viven los Flemming, un matrimonio con un hijo adolescente. Sharon y Nikki comienzan a ver cosas que les hacen pensar que no son trigo limpio, así que se ponen a espiar a sus vecinos para descubrir lo que esconden.

Me han encantado los personajes, están muy bien descritos y tiene personalidades muy marcadas y diferentes.

Sharon y Nikki son estupendas aunque un poco inconscientes, lo esperas de la joven pero no de la anciana. Amy es la voz de la razón pero vive demasiado lejos.

Los Fleming son una familia disfuncional que viven regidos por los cambios de humor de la madre, una mujer egoísta y narcisista. El padre no es capaz de enfrentarse a ella y permite una situación insostenible. El joven Jacob sobrevive como puede a la tiranía materna y, aunque no se enfrenta a ella, es una persona decente. La pequeña Mia es un amor.

La novela es muy adictiva, algunas partes son previsibles pero eso no le quita ningún interés, ya que no sabes cómo van a terminar las cosas. Me gusta la forma en la que está narrada entremezclando las tres historias. Es muy fácil de seguir y cuesta dejar de leer.

Os animo a darle una oportunidad al libro y a su autora. Estaré pendiente de futuras publicaciones suyas.