La pequeña tienda de los corazones felices

Kate hace años que se fue a vivir a la pequeña y tranquila localidad costera de St Felix en Cornualles junto a su hija Molly. Allí pudo cumplir su sueño de tener una pequeña y encantadora tienda donde vende artesanías, algunas realizadas por ella misma. Pero también vende pinturas para los muchísimos pintores que por allí recalan. Por eso, cuando se entera de que en la calle de arriba van a abrir una tienda dedicada solo a material de arte, va toda enfadada a enfrentarse con el dueño. Así conocerá a Jack.

“La pequeña tienda de los corazones felices” parece de primeras una simple historia de amor cuyos personajes conocemos nada más empezar. Pero no, es algo más. Con la trama principal se va enredando una trama secundaria situada en el pasado. de una forma muy curiosa (que no os contaré porque es el quid de la cuestión y la debéis descubrir por vosotros mismos si decidís dar una oportunidad a esta preciosa historia), Kate y Jack tienen acceso a una historia que ocurrió en los años cincuenta en la misma localidad. En ella están involucrados una mujer llamada Clara, su hija Enma -en ese momento en silla de ruedas por acabar de superar la polio- y un pintor del pueblo llamado Artie. Kate y Jack tienen acceso a su historia, que les retrotrae setenta años en el tiempo y que les/nos deparará algunas sorpresas. He de decir que no es difícil imaginarse cuál es la gran sorpresa pero tampoco importa nada adivinarlo con antelación pues si quiero intriga y misterio leo una novela negra o un thriller y no este tipo de novela. La intriga relativa de qué fue lo que ocurrió en el pasado simplemente hace diferente la historia del presente, dotándola de mayor profundidad y de un aire mágico y encantador que me ha encantado.

No soy lectora de romántica y no porque no me guste. Suelo decir que este género me da pereza pero la verdad es que las pocas veces que me adentro en él lo disfruto mucho. Sí que es cierto que intento que no sea romántico a secas sino romántico-histórico o, como en este caso, feel-good. Pues bien, he de confesar que he disfrutado muchísimo con esta historia tan tierna y llena de encanto, con la preciosa ambientación y con sus personajes. El final me ha encantado y, como a Jack, una lagrimilla luchaba por escaparse de mis ojos. Y no es que sea un final para llorar sino que es un final muy bonito y emocionante.

Los personajes me han gustado mucho, todos y cada uno de ellos. Incluso los que empiezan mal en la historia como Julian. Pero la magia de Sr Félix obra milagros y Julian acaba mostrando su verdadera personalidad, esa que ni él mismo conocía, y acaba siendo un encanto.

Se toca el tema de la discapacidad y me ha chocado darme cuenta de conductas que podemos realizar con buena fe pero sin darnos cuenta del daño que podemos hacer o lo mal que pueden sentar. Comportamientos displicentes, lástima, pena, intentar hacer cosas por el que es perfectamente capaz de hacerlo, etc. Hay cosas de las que no te das cuenta y que he apreciado en el personaje discapacitado de la novela.

Un punto fuerte de la novela es su ambientación. No busquéis St. Félix porque no existe. Aunque sí un pueblecito similar en el que St. Felix se inspira y que, os lo aseguro, querréis visitar. El pueblecito marinero con ese aire tan peculiar de Cornualles, con esas tiendas llenas de encanto, con ese modo tan diferente de vivir está descrito a la perfección y es uno de los plus de la novela.

Conclusión final

He disfrutado mucho con una novela tierna y feel-good, romántica pero no pastelosa, con un punto de misterio y de magia, un escenario de cuenta y unos personajes encantadores. Os la recomiendo, es una lectura perfecta para el verano.

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