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Hoy os traigo la reseña de una novela, suspense juvenil, que te atrapa desde el principio, con una trama que se desarrolla en un instituto donde la muerte de Simon creador de una app en la que se encarga de descubrir los secretos más oscuros de los alumnos del instituto, lo que señala directamente a cuatro posibles culpables. La historia se cuenta a través de cuatro puntos de vista en primera persona: Addy, Cooper, Nate y Bronwyn, cada uno con sus propios secretos que acaban saliendo a la luz. Addy es la típica chica popular, cuya vida parece perfecta pero que en realidad esconde una gran inseguridad y dependencia de su novio, quien es un poco... gili. Cooper es el as de los deportes, y su vida parece estar predestinada por las expectativas y presión de su padre. Nate es el chico malote del instituto, con un pasado familiar complicado y un presente lleno de decisiones cuestionables para sobrevivir. Bronwyn es la estudiante modelo, cuyas metas es entrar en Yale y así complacer a sus padres. La narración en primera persona desde el punto de vista de los cuatro protagonistas nos da el punto de vista de sus vidas y pensamientos. Esto también juega con nuestra percepción ya que cada personaje nos revela informaciones distintas. La historia es un laberinto de pistas falsas y verdades a medias donde cada nuevo secreto que sale a la luz te hace cuestionar todo lo que creías saber. Los temas de drogas, engaños, bullying, traiciones y mentiras se entrelazan con las vidas de estos adolescentes, mostrando una realidad cruda y a veces dolorosa de la vida escolar. La tensión aumenta y las relaciones entre los personajes se vuelven más complejas, especialmente cuando surge una inesperada relación de amor entre dos de ellos. El final me ha sorprendido, ya que no solo revela la verdad sobre la muerte de Simon, sino también el crecimiento y la superación de los personajes, sobre todo Addy y Nate. |
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