Simon es un chico odiado por todos, ya que se dedica a contar los secretos de sus compañeros de Instituto a través de su página web, ganándose muchos enemigos. Un día él junto con otros de sus cuatro compañeros son castigados y esa misma tarde alguien lo envenena y muere de una reacción alérgica en la Sala de castigo. Bronwyn Rojas, Nate Macauley, Cooper Clay y Addy Prentiss se convierten en los principales sospechosos y tendrán que unirse a pesar de sus diferencias para demostrar su inocencia. El libro es narrado en primera persona y cada capítulo está narrado por cada uno de los chicos. La narrativa está bastante bien acertada para este tipo de novelas juveniles. El suspense perdura a lo largo de la historia, aunque al principio se pierda un poco la trama ya que se introducen las diferentes situaciones de vida de los personajes. El libro me a dado en todo momento un sentimiento de familiaridad, sobre todo por las situaciones cliché que hay a lo largo de la historia y que aún encima no se sobre llevan del todo bien. Los personajes son un claro estereotipo y el desarrollo es poco notorio. Se tocan temas como la violencia de género, la homofobia y el peligro de las redes sociales y como las personas que hacen mal uso de ellas, pueden conducir a sus víctimas a bullying o al suicidio. Te recomiendo esta historia si te gusta el misterio juvenil con un toque de cliché y el suspense. |