Cuando la luna era nuestra

Cuando comencé esta lectura no me terminaba de convencer pero, poco a poco, fui conociendo un poquito más a Miel y Sam y no pude evitar enamorarme de ellos.

Con este libro creo que hay un creencia un poco errónea, al menos en mi opinión, y es que siempre lo definen como cozy, acogedor, etc. Si, la ambientación es total y completamente cozy pero la trama no. La historia es dura, cruel y triste, sobre todo hacia el final, los personajes lo pasan mal, sufren y sus sentimientos, muchas veces, son muy oscuros. Creo que esto es algo a tener en cuenta porque si entras en él pensando que va a ser tranquilo y que no te va a hacer sufrir, estás muy equivocado.

Pero aún así, y eso que no era lo que iba buscando en ese momento, precisamente esa profundidad, el ahondar en esos sentimientos y en esas situaciones, ha sido lo que ha conseguido que el libro me guste mucho más.

Sin duda, Miel, Sam, la mamá de Sam, Aracely e, incluso, las hermanas Bonner (que, para mí, no han sido tan malas como me las pintaron), se van a quedar mucho tiempo dando vueltas en mi cabeza y en mi corazoncito.