La ley del menor

La protagonista de la novela es Fiona Maye, una prestigiosa jueza de familia del Tribunal Superior de Justicia en Londres, que se enfrenta a la crisis de su matrimonio, anclado en la rutina durante demasiado tiempo, además de a la toma de complejas decisiones en los casos que le toca llevar. El caso principal al que se enfrenta es el de decidir si permite que un hospital haga una transfusión de sangre a Adam, un joven de diecisiete años, que por sus convicciones religiosas se niega a recibirla.

Como siempre, McEwan recurre al realismo para respaldar su novela y, en este caso, no duda en detenerse en textos de jurisprudencia o en detalles sobre los usos y costumbres de ese mundo aparte que es la alta judicatura de su país. El resultado es que su protagonista es una mujer competente, correcta, eficaz, pero muy cerebral (tanto en su vida laboral como personal), que acabará por descubrir que a veces las decisiones generan consecuencias inesperadas.

El enfrentamiento entre las creencias religiosas y la fe por una parte, representadas en el personaje de Adam, y la legalidad, moralidad y razón por otra, representadas por Fiona, hacen que ‘La ley del menor' sea una novela sobre las normas y los deseos, sobre las dudas y los dilemas morales que se deben afrontar en la vida.
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