Amsterdam

Ian McEwan es un autor completamente polifacético, con temas tan diferentes, siempre bien indagados y con un estilo muy personal.
Con Amsterdam nos entrega una fabula moral, por momentos sardónica, para contarnos la historia de varios amigos.

Molly Lane es una mujer casada, hermosa, crítica gastronómica y fotógrafa; siempre tuvo amantes, que ella sigue frecuentando, algunos, son sólo buenos amigos.
Cuando Molly muere súbitamente, varios amantes se encuentran en la ceremonia de cremación, entre ellos, el marido George Lane, Clive Linley un famoso compositor de música clásica, Vernon Halliday un periodista con rango de redactor en un importante periódico londinense y Julian Garmony, actual ministro del Interior.
Entre Clive y Vernon, hay amistad y tienen un pacto de eutanasia; por este motivo deben rendirse a Amsterdam a un coloquio sobre el tema. al mismo tiempo Clive debe entregar en Amsterdam una nueva sinfonía que le han pedido.
Unas fotos dejadas por Molly, el viudo las confiará a Vernon, son muy comprometedoras para la carrera del ministro del Interior quién, además, desea bregar el puesto de Primer Ministro, pero le sobran detractores.
En cuanto a Clive, una pana de inspiración para terminar su sinfonía hará que parta a la montaña para caminar buscando la inspiración. Por casualidad presenciará un acto de violencia particularmente grave, pero preferirá seguir con su marcha para no perder el hilo de su pensamiento. 
Las situaciones rezuman cinismo y falta de ética.
El final es turbio y creo que no entendí perfectamente el desenlace. No doy más explicaciones para evitar el spoiler.
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