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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
11 November 2022
Tengo (afortunadamente) montones de lecturas para escoger y traer al blog en esta (que se ha dado en llamar últimamente) spooky season, porque leo habitualmente novelas clasificadas como de terror o gótico y siempre tengo varias a mano, pero aunque quizás no resulte una elección muy obvia, se me ha antojado hablaros de Un reflejo velado en el cristal, de la autora norteamericana Helen McCloy. En todo caso, se ajusta a esas premisas que buscamos para estos días en cuanto a novelas spooky (tintes sobrenaturales, tono gótico...) y es un libro de lo más recomendable, que al fin y al cabo es de lo que se trata. Os cuento.

Faustina Crayle trabaja como profesora en un internado para señoritas situado cerca de Nueva York a finales de los años 40. La historia comienza precisamente cuando es despedida de ese internado solo cinco semanas después de haber sido contratada. No solo no recibe ninguna explicación salvo la consabida excusa de que no es adecuada para la institución, sino que la directora se niega incluso a ofrecer buenas referencias sobre ella porque considera que no debería trabajar en ninguna otra parte. Es entonces cuando Faustina, incrédula ante su situación, decide desahogarse con la única amiga que tiene en el internado, Gisela, también profesora y refugiada de guerra vienesa. le cuenta que todas las demás profesoras la rehúyen y se muestran hostiles con ella, pero no como si les cayera mal, sino como si tuviera algo de malo; las alumnas la observan y vigilan de un modo que considera antinatural, extraño, como si esperasen que ocurriese algo; y la criada que debería limpiarle la habitación no solo no lo hace, sino que cada vez que se cruza con ella parece aterrorizada y se aleja todo lo que puede. Faustina no entiende nada, y Gisela, que se hace la tonta y dice no haber escuchado ningún rumor, en realidad está asustada y cree que algo muy siniestro está ocurriendo en el internado. Finalmente acude a su novio, Basil Willing, un psiquiatra famoso que de vez en cuando se convierte en detective y que desde el primer momento tiene miedo por su prometida... más todavía cuando acude al colegio y se entera de lo que a la propia Faustina no quisieron contarle: que ha sido vista en dos sitios diferentes al mismo tiempo en múltiples ocasiones y por muy diferentes testigos.

Sinopsis (personal) larga pero necesaria para que entendáis de lo que va el tema, aunque la sinopsis oficial ya hace alusión a ello y habla del doppelgänger como el fenómeno al que se enfrentan los personajes en la novela. Pero ¿qué es eso? Vuelvo a tirar de wiki...

"Doppelgänger es el vocablo alemán para definir el doble fantasmagórico o sosias malvado de una persona viva [...] El término se utiliza para designar a cualquier doble de una persona, comúnmente en referencia al «gemelo malvado» o al fenómeno de la bilocación [...] En las leyendas nórdicas y germánicas, ver el propio Doppelgänger es un augurio de muerte. Un Doppelgänger visto por amigos o parientes de una persona puede a veces traer mala suerte, ser un mal augurio o una indicación de una enfermedad o un problema de salud inminentes."

Explicado todo esto, varias son las incógnitas a las que se enfrentan no solo los protagonistas de la historia, sino el lector mismo. ¿Es realmente cierto lo que dicen de Faustina, que es capaz de bilocarse y hallarse en dos lugares diferentes pero cercanos en el tiempo? Parece ser que sí, ya son varios los testigos que dicen haber visto el fenomeno, algunos de ellos incontestables en cuanto a fiabilidad. Así que, una vez confirmado este punto, la pregunta importante es esta: ¿realmente ocurre sin el conocimiento de Faustina, que proyecta de manera visible su subconsciente de manera totalmente involuntaria, tal y como ella proclama, o sabe provocar el fenómeno y lo hace intencionadamente con algún fin? Esta duda adquiere mucha importancia cuando en determinado momento del libro ocurre cierto suceso que pone a Faustina en el punto de mira de la policía y los esfuerzos de sus escasos amigos por limpiar su nombre se hacen más urgentes.

Entre esos amigos se encuentra el detective de la novela, Basil Willing, un prestigioso psiquiatra que al parecer está siempre de un lado a otro pero que en esta novela decide asentarse definitivamente en Nueva York. Es analítico y no cree para nada en fenómenos sobrenaturales, así que su misión en el libro es encontrar una explicación factible y razonable que contradiga el espectro paranormal que parece asustar a todo el mundo. No se profundiza tampoco demasiado en el personaje, no sé si porque a la autora le interesaban otras cosas o porque ya tenía mucho recorrido literario y se daba por presentado al personaje, ya que este es el octavo libro protagonizado por este psiquiatra (de catorce en total). Yo no he echado de menos no haber leído los siete anteriores salvo en su relación con Gracie, porque en cierto momento se dice que se conocieron en 1940, lo que hace que el comienzo de la relación se remonte al menos a 8 o 9 años atrás, y ni siquiera están prometidos ni nada al comienzo de la historia. ¿Aparece Gracie también en los otros libros de Basil Willing y el avance de su relación es una de las subtramas del personaje o nada de nada? No sé, es la única duda que me ha dejado el desconocimiento del recorrido anterior del detective.

Un reflejo velado en el cristal ofrece un punto de partida y desde ahí recorre varios caminos durante toda la narración, llevando al lector ora por la senda del escepticismo y la explicación racional, ora por la travesía mucho más tumultuosa (y, por tanto, más interesante) de la explicación sobrenatural. El detective, Willing, es un hombre de ciencia y por tanto pretende en todo momento dar una explicación lógica y razonable, pero las distintas paradas de su camino no se lo ponen nada fácil. La autora, Helen McCloy, basa su relato en esta dicotomía y ambivalencia de pruebas, y lo hace de una manera inteligente, atractiva, sencilla pero muy efectiva y creando sobre todo una atmósfera intrigante y ambigua. Cuando Willing intenta razonar las cosas con los pies en la tierra nos parece factible y creíble, pero también nos parece factible y creíble cada vez que nos narra esas bilocaciones y las sensaciones que experimentan quienes las observan, que no dudan pero tampoco saben como explicar lo que han visto.

Me han parecido muy, muy interesantes dos elementos que la autora introduce en la historia y que he corrido a comprobar si son ciertos porque no los conocía (lo son). Uno son las memorias de Goethe, a las que se hace alusión varias veces durante el libro. al parecer Goethe se cruzó en una ocasión, de camino a Drusenheim y yendo a caballo, a una persona que era exactamente igual que él y que llevaba puestas unas determinadas ropas... ocho años después, en ese mismo camino pero yendo en dirección contraria, volvió a cruzarse con un hombre exactamente igual que él, y cuando Goethe recordó el encuentro anterior, se dio cuenta de que esas determinadas ropas eran las mismas que él llevaba puestas en ese momento.

El otro elemento, que también se comenta varias veces durante la novela, es igualmente un hecho real. En 1845, en un colegio de señoritas ubicado cerca de Valmiera (a unos cien kilómetros de Riga) se dijo que se había visto en dos sitios a la vez (en varias ocasiones) a mademoiselle Sagée, hasta que sucedió un hecho sorprendente: las cuarenta y dos niñas del internado fueron testigos del mismo fenómeno, en el que la profesora estaba al mismo tiempo sentada en una silla ante ellas y fuera cogiendo flores en el jardín. Una se movía de manera normal, la otra se movía de una manera extraña, torpe, lenta. Los padres sacaron en masa a las niñas del colegio y mademoiselle Sagée fue despedida: solo entonces confesó que la habían despedido de otros diecinueve trabajos por el mismo motivo. Ahí lo dejo :)

A raíz de todo esto, en cierto momento de la novela surge una explicación a este baile entre realismo y superstición, entre la lucha contra lo que no se entiende y se considera un engaño y la aceptación de que hay algo más allá de lo que conocemos y comprendemos a simple vista: esto es, que los americanos tienen los pies en la tierra y no se creen nada de nada... mientras que los europeos, por nuestra cultura y toda la historia que llevamos a las espaldas, creemos en los elementos y fenómenos paranormales y los tenemos mucho más asumidos. Ya me diréis si estáis de acuerdo :)

"¡Eres incapaz de ceder a la idea de que pudiera existir tal cosa! Para mí es más fácil porque crecí en Europa. Una civilización antigua como la nuestra es escéptica ante cualquier creencia, incluso las ideas científicas modernas por las que vosotros, aquí en Estados Unidos, mostráis una reverencia casi religiosa. Nosotros no, porque nuestra civilización ha vivido muchas revoluciones intelectuales. Una y otra vez hemos visto que la ciencia de una generación se convertía en la mitología de la siguiente [...] Y allí el pasado siempre está con nosotros. En nuestas costumbres y en nuestros hogares, así como en nuestros libros [...] En edificios muy viejos suceden cosas extrañas, y los que viven en sitios así se acostumbran tanto a lo inexplicabe que pierden el miedo e incluso el interés. Tú te sentirías obligado a negarlo o a investigar. Nosotros nos limitamos a sonreír y a encogernos de hombros y decirnos: "Esto también pasará..."."

Y dicho todo esto, y por ir terminando, yo creo que el gran enigma de la novela es precisamente la pobre Faustina, no tanto por el misterio que le rodea, sino por ella misma como persona, tan mustia, tan sola, tan perdida todo el tiempo... Bien es cierto que conforme avanzan las páginas conoceremos su pasado, de donde viene y si eso tiene alguna relación con lo que le está sucediendo, pero es un personaje que da pena, y tal parece que en esas proyecciones inmateriales que son visibles para los demás se fuera buena parte de su energía vital y lo que la define como persona.

En definitiva, una novela de misterio muy entretenida, muy bien hilada, con tintes sobrenaturales y cierto aire gótico que no predomina pero persiste conforme avanza la trama. La he disfrutado mucho, la autora juega muy bien durante toda la narración con los elementos que crea, te invita como lector a sacar tus propias conclusiones y la verdad es que me he quedado con ganas de seguir leyéndola... peeeeero me veo en la obligación de hacer una advertencia sobre el final, que ya nos conocemos todos :) Son ya muchos años por aquí y precisamente los comentarios a las reseñas sirven para conocer las filias y las fobias de los lectores a la hora de abrir un libro. Una de las fobias más persistentes es la que se tiene a los finales abiertos o ambiguos. A mí no suelen molestarme (salvo que no estén justificados y parezcan incompetencia del escritor para darle un cierre a su historia... alguno de estos me he encontrado este año), pero sé que hay lectores que sienten rechazo sistemático por este tipo de finales. Pues bien, aviso a navegantes: Un reflejo velado en el cristal tiene un final MUY ambiguo. Mucho. Y además la autora es plenamente consciente de lo que está haciendo y lo deja en plan "ahí lo llevas, lector. Cree lo que quieras creer, que mi trabajo termina aquí. Ahora empieza el tuyo". Así que ya cada cual que obre en consecuencia, que mi trabajo también termina aquí (pero lo recomiendo mucho, insisto).

Ah, me acabo de acordar y lo suelto aquí en plan pegote... puntazo cuando llegas a cierta escena en el libro y reconoces a la perfección la imagen de la cubierta :)

Otro ah... todos (o casi todos) los capítulos comienzan con unos versos que terminan con la palabra Faustina... pues bien, dudaba si eran invención de la autora y no lo son; pertenecen al poema Faustine, de Algernon Charles Swinburne. No hay ninguna nota en el libro que lo explique y me ha costado dar con este tema, pero a cabezona no me gana nadie, y si alguien más tiene la costumbre de comprobar estas cosas, le ahorro el trabajo.
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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