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El cierre perfecto para una trilogía maravillosa. Poco puedo decir que no haya comentado ya en las reseñas de los dos libros anteriores. Me sigue resultando fascinante el sistema de magia de este mundo y el uso de la pólvora como fuente de poder. Y, una vez más, nos encontramos con la mezcla perfecta entre acción, política, batalla y desarrollo de los personajes. Personajes de los que me ha costado muchísimo despedirme. Este tercer y último libro inicia con ese ritmo más trepidante que vimos en el segundo libro, y este va descendiendo de manera paulatina a medida que nos vamos acercando al final, hasta desembocar en un cierre en el que queda todo bien atado y que, a pesar de todo el sufrimiento vivido, te deja con un buen sabor de boca. Quiero destacar, una vez más, el papel de los dioses. Un papel que gana fuerza en esta última entrega. Y es que aquí los dioses son un personaje más, alejándose de esa visión omnipresente y todopoderosa a la que estamos acostumbrados. No es una lectura ni fácil ni ligera, por lo que, a pesar de lo mucho que la he disfrutado, no la recomendaría a cualquier lector, pero estoy segura de que será toda una delicia para los amantes de la fantasía épica que vayan en busca de nuevos mundos y nuevas emociones. |
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